Editorial

Por PortalPolitico.tv

Lo que nos une

Nos unen las risas de todos los colores, las expresiones de las caras y los matices de sus voces, de nuestro mosaico nacional, desde Quintana Roo hasta Baja California; sus gestos, su candorosidad, sus logros, su salud. Nos obligan, con la ternura que nos dan, a preocuparnos por un futuro congruente, por una educación para encontrar felicidad, la felicidad en el trabajo, la felicidad en la satisfacción de los días cumplidos.

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Nuestras niñas y nuestros niños valen todo el esfuerzo que la sociedad de México tengamos que abonar en favor de la razón de ser de nuestra humanidad, la nuestra, nuestra gente, nuestra familia; no cejemos ante el honor de tener -hijos, nietos, sobrinos- generaciones nuevas y resplandecientes, los de adentro de nuestra casa, de nuestro entorno, de nuestra región, de nuestro país; con raíces propias, que los hagan solidarios porque son sus raíces, son muchas y profundas. Porque son los hijos de México.

El México que queremos y así queremos a nuestros hijos: que sonrían en su niñez, que encuentren el amor en su juventud y que asuman su responsabilidad en su adultez.

Cito, que me parece viene al caso, del libro de Don Fernando Savater: Ética para Amador.

    “Me contaste un sueño que habías tenido. ¿A que tampoco te acuerdas? Estabas en un campo muy oscuro, como de noche, y soplaba un viento terrible. Te agarrabas a los árboles, a las piedras, pero el huracán te arrastraba sin remedio, igual que a la niña de El mago de Oz. Cuando ibas zarandeado por el aire, hacia lo desconocido, oíste mi voz («yo no te veía, pero sabía que eras tú», precisaste) diciendo: « ¡Ten confianza! ¡Ten confianza! » No sabes el regalo que me hiciste contándome esa rara pesadilla: ni en mil años que viva podría pagarte el orgullo de aquella tarde en que supe que mi voz podía darte ánimos. Pues bueno, todo lo que voy a decirte en las páginas siguientes no son más que repeticiones de ese único consejo una y otra vez: ten confianza. No en mí, claro, ni en ningún sabio aunque sea de los de verdad, ni en alcaldes, curas ni policías. No en dioses ni diablos, ni en máquinas, ni en banderas. Ten confianza en ti mismo. En la inteligencia que te permitirá ser mejor de lo que ya eres y en el instinto de tu amor, que te abrirá a merecer la buena compañía."

Tenemos confianza y es lo que nos une. Tenemos confianza en México, en sus hombres y en sus mujeres, en los papás y en los abuelos, tenemos confianza en la buena fe y responsabilidad de todos los actores de la política, en todos los colores tenemos confianza. Eso es lo que nos une.