El descubrimiento comprende dos habitaciones construidas a inicios del siglo II de nuestra era destruidas por un incendio, de las cuales se conservan partes íntegras, lo cual sucede sólo en condiciones ambientales y climáticas excepcionales o tras acontecimientos excepcionales como ocurrió en Pompeya y Herculano, según los especialistas.
En el sitio se encontraron también el esqueleto de un perro acurrucado frente a una puerta 'probablemente atrapado en la habitación al momento de producirse el hecho', explicó Francesco Prosperetti, superintendente especial para las áreas arqueológicas de Roma.
Lo que aproxima este descubrimiento a Pompeya -dijo- es que asistimos a un momento de la historia y añadió que 'el fuego que detuvo la vida en este entorno nos permite imaginar la vida en un momento dado'.
El hallazgo incluyó también un fresco, un fragmento de pavimento de notable valor hecho de mosaico fino blanco y negro, partes de un entrepiso de madera y restos del mobiliario de lo que pudo ser la residencia de alguna familia pudiente o una instalación vinculada a un cuartel romano descubierto antes, próximo al lugar.