Una declaración emitida por la presidencia del órgano de 15 miembros, que ejerce este mes China, refleja también inquietud por los ataques contra civiles de comunidades específicas, el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y los trabajadores humanitarios.
De acuerdo con el Consejo, la inestabilidad sigue imperando en el territorio centroafricano, como resultado de una violencia responsable de la muerte de civiles y de los desplazamientos forzados.
Pese al cese de las hostilidades pactado por las partes en conflicto, este sigue presente con graves violaciones de los derechos humanos, entre ellas los abusos sexuales.
A finales de 2013 escaló la crisis interna en la República Centroafricana con los choques interétnicos y los actos de venganza entre los exrebeldes Seleka (de mayoría musulmana) y las milicias anti-Balaka (cristianos y animistas).
Integrantes de esos grupos continúan activos sembrando el terror en el país sin litoral, donde el Consejo de Seguridad advierte en su declaración que algunos de los actos cometidos pudieran constituir crímenes en virtud de lo establecido en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
En ese sentido, demanda la rendición de cuentas de los responsables de atropellar a la población civil y recuerda la importancia de la lucha contra la impunidad.
La postura fijada hoy por el órgano de 15 miembros incluye además la preocupación por el escenario humanitario existente en la República Centroafricana.
Según la ONU, de un total estimado de cuatro millones 600 mil habitantes, cerca de la mitad necesita ayuda para sobrevivir.
El Consejo de Seguridad reiteró aquí su apoyo al representante especial de las Naciones Unidas en el país, Parfait Onanga-Anyanga, y a la Misidn Multidimensional
Integrada de Estabilización (Minusca), activada en 2014.
