Renovación parlamentaria acerca plena restauración democrática en Gambia

Tras una votación histórica en las elecciones presidenciales de diciembre pasado, el presidente-dictador de Gambia Yahya Jammeh fue apartado del poder después de más de veintidós años. Gambia optó por la renovación, encarnada por Adama Barrow.

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A estas elecciones les siguió una profunda crisis política que durante unas semanas llevó al pequeño país de habla inglesa de África Occidental al borde de la guerra civil. Pero, finalmente, bajo la amenaza de la intervención de las potencias regionales, Jammeh eligió el camino del exilio.

Hoy parece que Gambia finalmente ha pasado la página, y con más fuerza tras el resultado que los partidos aliados del nuevo presidente Barrow han obtenido en el reciente voto parlamentario.

"Los años de Jammeh -explica Aziz Saydy, conductor de profesión- fueron durísimos. Regía el miedo. Si uno de sus subordinados oía una palabra equivocada, podías desaparecer para siempre. Pero el periodo de transición tampoco fue fácil: todos temíamos que podía desencadenarse una guerra civil y que tuviese lugar una matanza”.

“Nos sorprendió mucho la decisión de Jammeh de irse de Gambia, no es muy común que un dictador deje el poder tan fácilmente. Hay que decir, sin embargo, que en sus veinte años en el poder Jammeh derramó mucha sangre y robó una gran suma de dinero. Me pregunto si las autoridades internacionales conseguirán traer de nuevo este dinero a Gambia", comenta Aziz.

Todo comenzó el 1 de diciembre de 2016, cuando Gambia, un país que tiene menos de dos millones de habitantes, fue llamado para elegir su jefe de Estado.

Yahya Jammeh, en el cargo desde 1996, esperaba conseguir su enésimo mandato, con el apoyo, como siempre, de la Alianza Patriótica para la Reorientación y la Construcción (APRC), el partido que él mismo fundó.

Después de cuatro mandatos consecutivos, su trono peligraba por su rival Barrow, quien contaba con apoyo de la Coalición Gambia 2016, una alianza formada por fuerzas de inspiración socialdemócrata. Por primera vez desde el ascenso al poder de Jammeh, los resultados fueron favorables para la oposición: de hecho, Barrow cosechó 43.33 por ciento de los votos ante 39.6 por ciento del presidente saliente.

Inicialmente Jammeh reconoció la derrota, pero el 9 de diciembre anunció en los canales de televisión nacionales su decisión de no dejar el cargo, alegando conspiración en su contra.

Con el espectro de la guerra civil en las calles, el 19 de enero de 2017 las fuerzas militares de la Comunidad Económica de los Países de África Occidental (CEDEAO), una organización de la cual la propia Gambia es miembro, cruzaron la frontera.

La operación Restablecer la Democracia, dirigida por Senegal, duró apenas dos días, es decir, hasta la rendición de Jammeh, el 21 de enero.

Con Jammeh exiliado en Guinea Ecuatorial, Barrow consiguió volver a casa desde el vecino Senegal, donde, mientras tanto, había encontrado refugio, para asumir por fin la presidencia el 23 de enero.

El nuevo presidente, sin embargo, pidió que se quedasen las fuerzas de la CEDEAO en Gambia durante los siguientes seis meses, como garantía para restablecer la paz. Uno de sus primeros actos fue restaurar el antiguo nombre del país: República de Gambia, después de que, en 2015, Jammeh cambiase el nombre del estado por República Islámica de Gambia.

Por otra parte, Barrow prometió compensar a las víctimas de violaciones de derechos humanos que se han producido durante los años de Jammeh en el poder.

Las recientes elecciones parlamentarias del 6 de abril renovaron la composición de los 53 escaños reservados a los diputados de Gambia.

El gran ganador de la consulta fue el Partido Democrático Unido (UDP), que se apoyó particularmente en el carisma de su líder, Ousainou Darboe, encarcelado el año pasado por sus actividades políticas de oposición al gobierno de Jammeh y recientemente liberado por Barrow, que proviene precisamente de esta formación.

Con 31 escaños, la fuerza de inspiración socialdemócrata domina ahora la escena política de Gambia, mientras que el antiguo partido gobernante, el APRC, se ha reducido a cinco escaños.

En general, las fuerzas favorables al nuevo presidente Barrow cuentan con una sólida mayoría formada por más de 40 diputados: una imagen que parece conducir a la restauración de la estabilidad en el país después de meses de incertidumbre.

En la sede del UDP, no muy lejos del centro de Banjul, hay muchos nervios. Está prevista una visita de Fatoumata Diawara, una nueva parlamentaria, para una reunión especial.

La historia de Fatoumata, adversaria de Jammeh durante años, la conocen todos los gambianos: por su actividad política ha sido detenida en varias ocasiones, incluso durante períodos largos, y ha sufrido palizas, torturas y abusos sexuales.

A pesar de todo, esta valiente mujer nunca renunció a la resistencia: "Soy parlamentaria y me siento feliz y orgullosa de ello. Pero estoy aún más orgullosa por haber formado parte activa de la causa contra la dictadura”.

“A partir de ahora ninguna otra gambiana sufrirá más injusticias, y mi entorno y yo trabajaremos día y noche con este propósito. Las mujeres y los hombres de Gambia tienen el deber de ayudar al presidente Barrow para hacer que Gambia olvide los días oscuros de Jammeh", afirma Fatoumata.

A pesar del predecible resultado de las elecciones parlamentarias, el APRC, que por deseo expreso del propio Barrow no ha sido apartado, sigue manteniendo un número considerable de seguidores leales.

Esto se demuestra por los frecuentes actos del partido que tienen lugar en varios suburbios de Banjul, verdaderos feudos de Jammeh. A través de sus colaboradores que se han quedado en Gambia, el ex presidente financia masivas campañas mediáticas a su favor.

Y en eventos similares no escasean gorras, camisetas, carteles, pancartas, globos, silbatos y objetos de todo tipo que representan su rostro. Todos con el fondo verde, el color del partido.

"Todos somos partidarios convencidos de Jammeh -explica Seedy Njie, ex ministro de Información del gobierno anterior, que se hace entender con dificultad en el fragor del evento-, y acontecimientos como este lo prueban. Hay miles de personas, y más que vendrán. Todos queremos que nuestro padre Jammeh pueda volver libremente a Gambia.

“Es gambiano y tiene todo el derecho. Los que antes eran partidos de la oposición han organizado hábilmente un mecanismo que ha empañado su buen nombre a nivel internacional. Ellos piensan que se han deshecho de él, pero no es así. Aunque Jammeh ya no se encuentra en Gambia, vive en nuestros corazones. Yahya Jammeh es el hombre del pueblo y de la esperanza, sin él somos un país que no irá muy lejos", dice convencido.

Fuente: Notimex