"Son muy importantes las zonas de la carrocería que el conductor puede ver desde el interior del vehículo", comenta. "Por ejemplo, las tomas de aire situadas por encima de las ruedas traseras se pueden ver en los retrovisores laterales del nuevo 911 Turbo S, por lo que hemos prestado especial atención a su diseño". Varga, que estudió Diseño de Transporte en Pforzheim (Alemania) y comenzó a trabajar en Porsche como becario hace 17 años, es sobre todo un perfeccionista.
Cualquiera que tenga un mínimo de interés por los coches o el diseño podría escuchar a Peter Varga durante horas y aprendería mucho de él. Sobre diseño, pero especialmente sobre Porsche. Explica, por ejemplo, cómo la combinación de tamaños de llantas en el 911 Turbo S, de 22 pulgadas detrás y de 21 ”delante, realza aún más la imagen deportiva gracias al efecto visual que crea la inclinación.
Lo específicamente complejo en el 911 Turbo S
Mientras habla con el equipo de filmación de Porsche Close-up, con el Museo como telón de fondo, el húngaro Varga enfatiza sus palabras con gestos de la mano y sonríe con los ojos, quizás porque le gusta lo que ve. En la explanada, un 911 Turbo 3.0 Coupé verde oscuro de 1976 está aparcado junto a un nuevo 911 Turbo S en azul Gentian metalizado. Al lado de una pieza del museo (un Serie G de edición especial que fue de Ferry Porsche), el 911 moderno deja ver los retos a los que se enfrenta el equipo de diseño exterior cada vez que nace una nueva generación.
"Un coche no debe ser demasiado grande, ni siquiera por un milímetro", afirma Varga. "Intentamos quitar todo lo posible". El diseño limpio y puro de un 911, junto con su aptitud para un uso cotidiano, son algunos de los objetivos clave del diseño, según Varga. Por no mencionar la conservación de los valores y rasgos tradicionales de Porsche, como los faros redondos. Sin embargo, la diferencia entre estas dos versiones Turbo no podría ser mayor. "El 911 Turbo S es el Porsche 911 más ancho de todos los tiempos", dice Varga. "La vía trasera y la amplitud en esa zona enfatizan su potencia".
El proceso de desarrollo dura años
El lugar de trabajo de Varga y de su equipo de 25 personas se encuentra en el Centro de Desarrollo de Porsche en Weissach e incluye, entre otros, a ingenieros de estudios exteriores, diseñadores de iluminación y diseñadores avanzados. Trabajan con diversos medios y plataformas, tanto analógicos como digitales: con lápiz y papel, en el ordenador en 2D y 3D, con diseño aumentado y pasta de moldear y arcilla, un material que se utiliza habitualmente en la fabricación de maquetas de automóviles.
"Durante el proceso de diseño, se discute cada centímetro cuadrado de un vehículo y debe coordinarse internamente con muchos otros departamentos", explica Varga. Todo el proceso de desarrollo dura varios años. "Sólo después, cuando se ve el resultado y todo es correcto, nosotros también quedamos satisfechos". ¿Es todo una cuestión de creatividad? No, trabajar dentro de los límites y de las especificaciones técnicas es una parte importante. El diseño del Porsche 911 Turbo también ha sido el mayor reto de su carrera hasta la fecha y admite que "no puede haber sido más complejo en términos de compatibilidad entre diseño y tecnología".
Fuera del trabajo, Varga no es de los que se quedan quietos. "Hago deportes que implican velocidad, como correr y hacer windsurf. Cuando el viento aúlla ahí fuera, me pongo de buen humor", dice. También le gustan las bandas sonoras, especialmente las del compositor Hans Zimmer: "Me inspiran". Ni que decir tiene que el diseño también es un aspecto importante de su vida familiar, como revela este padre de dos hijas: "Mi mujer también es diseñadora; nuestro mobiliario es muy minimalista". Esto no facilita la elección del diseño de interiores. "Tardamos tres años en encontrar una mesa de comedor que nos gustara".
Porsche también es protagonista en casa. La hija de Varga, Naomi, de cuatro años, provocó recientemente sonrisas cuando dejó de jugar con un pequeño modelo Boxster para preguntar a su padre: "¿Eso es un Porsche o es un coche?". Mientras cuenta la anécdota, los ojos de Varga vuelven a sonreír a la cámara: "Es en momentos como ése cuando sé con certeza que hacemos un buen trabajo".