Renault presiona a los sindicatos galos para mejorar la competitividad

La dirección del fabricante automovilístico Renault aumentó hoy la presión sobre los sindicatos en busca de un acuerdo sobre la competitividad en las fabricas galas y les propuso una congelación salarial a cambio de incrementar la carga laboral.

En el séptimo encuentro entre el grupo y los representantes de los trabajadores se puso de manifiesto las diferencias que hay en la negociación.

Los delegados sindicales afirmaron que incluso la dirección amenazó con cerrar dos plantas si no se admitían sus planes, un extremo que Renault negó en un comunicado.

"Renault recuerda que el fin de estas negociaciones es, en caso de acuerdo con los sindicatos, no cerrar plantas ni proceder a despidos", señaló el grupo.

Poco antes, los sindicatos habían notado un cambio de actitud por parte de la dirección, que hasta ahora no había puesto sobre la mesa de la negociación el cierre de fabricas en Francia.

Renault había propuesto reducir un 16.8 por ciento su plantilla en Francia pero sin despidos, exclusivamente no cubriendo los puestos de los que se jubilaran, por edad o anticipadamente.

En el encuentro de hoy, además, Renault propuso una congelación salarial para el año actual como contrapartida necesaria para que las plantas del grupo en Francia reciban una carga de trabajo suplementaria procedente de sus socios, Nissan y Daimler.

La dirección propuso un aumento salarial del 0.5 por ciento en 2014 y del 0.75 por ciento en 2015, indicó Renault en un comunicado.

El director de operaciones de Renault en Francia, Gérard Leclercq, indicó que el acuerdo de competitividad que propone la empresa permitiría que las fábricas francesas produjeran 80,000 vehículos suplementarios al año, procedentes de sus socios.

Renault exige también un incremento del tiempo de trabajo, para acercarse al que hay en las fabricas de otros países donde está presente el grupo, y la movilidad de los trabajadores de las distintas plantas.

Los sindicatos no aceptan la propuesta que, aseguran, supone un deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores y que no garantiza la continuidad de la carga productiva.

El gobierno, que posee el 15 por ciento de las acciones del fabricante del rombo, aprobó el plan inicial del grupo porque no comportaba despidos ni el cierre de plantas.

La próxima reunión entre la dirección de Renault y los sindicatos está prevista para el próximo martes.