El Seat León participó en estas pruebas junto a otros diez coches. El primero de los puntos del Balance of Performance fue someter a todos los coches a una verificación técnica, tras la que se pasó a las pruebas en pista, controles del centro de gravedad y paso por el dinamómetro BAPRO, para obtener información del rendimiento del motor.
Los resultados de estos tests se conocerán a mediados de marzo, que será cuando se apliquen las modificaciones técnicas que se aplicarán a lo largo de la temporada.
Las pruebas en pista fueron realizadas por los pilotos designados por la organización: Daniel Lloyd y Gianni Morbidelli. Ambos siguieron las órdenes del equipo técnico del TCR, configurando un programa especial basado en la regularidad. Hicieron tandas de cinco o seis vueltas con cada coche con neumáticos usados y luego montaron gomas nuevas, siempre siguiendo el mismo proceso: calentar los neumáticos, respetar los límites de la pista y marcar un ritmo consistente.
La habilidad de los dos pilotos presentes en la prueba es crucial de cara a garantizar un rendimiento equitativo en cada uno de los vehículos. Esta es una de las bases del TCR: que todos los coches tengan un rendimiento similar de partida, para luchar en igualdad de condiciones y dar lugar a carreras en las que los diez primeros competidores pueden llegar a estar separados por apenas dos segundos.