Científico brasileño Nobre: Vamos hacia la destrucción total de la Amazonia

El científico brasileño Carlos Nobre, que formó parte del equipo que ganó el premio Nobel de la Paz en 2007, explica a EFE que hablará en el Sínodo de obispos al que ha sido invitado que la región se encuentra en un momento muy crítico y se teme la total destrucción de la Amazonía y de sus pueblos.

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El Sínodo, la asamblea de obispos la iglesia católica, que se reúne en estos días para debatir sobre la región del Amazonas y los problemas de los pueblos indígenas, ha invitado también a un grupo de expertos para que den su aportación.

Entre ellos se encuentra Nobre, uno de los más máximos expertos en el Amazonas, quien en su intervención en la última cumbre en Naciones Unidas sobre la crisis climática advirtió que el Amazonas se está convirtiendo en una "sabana" y que no invertir este proceso sería "un suicidio".

Este será el concepto que expresará Nobre ante los más de 270 participantes en el Sínodo del Amazonas, muy criticado por la parte más ultraconservadora de la Iglesia y también por el Gobierno del brasileño Jair Bolsonaro.

"El Sínodo ha invitado a un número de científicos que tienen la responsabilidad de hablar ampliamente sobre la Amazonía y los riesgos que se corren y también para presentar soluciones. Tenemos que hablar de las soluciones y no solo de los riesgos y cómo pueden beneficiar a los pueblos del bosque, a los indígenas que representan 10 millones de personas", explica en una entrevista a EFE.

Nobre señala que entre los años 2005 y 2013 "había disminuido mucho la deforestación" y se pensaba "que la Amazonía había encontrado un modelo de desarrollo, pero después de 2015 la deforestación aumentó y la presión sobre los pueblos indígenas también. Nos encontramos en un momento muy crítico. Existe el peligro de caminar hacia un modelo de total destrucción de la Amazonía y de sus pueblos".

Destaca que es necesario defender y mantener "la tradición de los pueblos indígenas que durante miles de años fueron capaces de mantener el bosque, de mantener su biodiversidad y sus ríos".

"Tenemos que aprender mucho de ellos y encontrar un modelo que mezcle el conocimiento tradicional de los pueblos originarios con el moderno en el que podemos agregar la ciencia y tecnología para el mantenimiento de la biodiversidad de los servicios ecosistémicos de la Amazonía", apunta.

Nobre, investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo y miembro de la Academia de las Ciencias de Estados Unidos, advertía en un estudio en 2016 que en la región aumentó un grado la temperatura en los últimos 60 años y que ya se había destruido el 20 % del área de bosque y que se podría llegar a un punto de no retorno con un aumento de 3 grados de la temperatura y una deforestación del 40% de la cuenca amazónica.

Aplaude la iniciativa "importante y premonitoria" de la Iglesia católica que prepara este Sínodo desde hace ya varios años (2017) ya que es ahora "cuando nos encontramos en un momento crítico".

Nobre que ha criticado en numerosas ocasiones la política de Bolsonaro, cuyo Gobierno tachó de injerencia la celebración de un Sínodo sobre la Amazonía, defiende la celebración de la asamblea y la soberanía de los pueblos amazónicos.

"No hay injerencia. Este empoderamiento de las poblaciones del bosque, de los indígenas es muy importante, porque ellos son las poblaciones que conocen cómo vivir con la Amazonía y su belleza. Tenemos que aprender que la soberanía de estos pueblos es muy importante", subraya.

Nobre está impulsando un proyecto que consiste en la creación de laboratorios en el interior del Amazonas para que las poblaciones indígenas puedan utilizar la tecnología para desarrollar nuevos productos primarios y preservar los actuales.

"La idea demostrar que es posible llevar a los pueblos indígenas las tecnologías modernas que nosotros usamos en el siglo XXI y que pueden ser utilizadas para crear una nueva bioeconomía de bosque", explica.

Para Nobre, el Amazonas no es el pulmón del mundo, ya que no produce sólo oxígeno, sino que es el "corazón biológico" del planeta porque "es una fuente de carbón muy importante para combatir la crisis climática".