El mundo en desarrollo necesita septuplicar la inversión en energías limpias

Los países en desarrollo son los que más van a incrementar las emisiones de efecto invernadero en los próximos años y para ponerlos en una senda sostenible las inversiones en energías limpias allí deberían multiplicarse por más de siete veces de aquí a 2030.

Esta es la principal conclusión de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y del Banco Mundial (BM) en un informe publicado este miércoles, donde calculan que habría que pasar de los menos de 150.000 millones de dólares en 2020 a alrededor de un billón anual para comienzos de la próxima década.

El problema es que el pasado año, en el contexto de la crisis de la covid-19, esas inversiones se redujeron en un 8 %, y que en la situación actual los capitales se resisten a dirigirse a unos mercados que consideran de mayor riesgo.

Entre otras cosas porque no se benefician ni de las mismas garantías ni de unas condiciones financieras tan favorables. Por si fuera poco, el problema de la sostenibilidad de la deuda que se ha agudizado allí también ha supuesto la marcha atrás en ciertas operaciones.

"Los países no empiezan este viaje en la misma situación -muchos no tienen acceso a los fondos que necesitan para una rápida transición a un futuro energético más sano y más próspero- y los efectos dañinos de la crisis de la covid están durando más en algunas partes del mundo en desarrollo", alerta el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.

Las dos organizaciones subrayan que, a menos que se actúe de forma mucho más firme y se inviertan las tendencias actuales, sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) se incrementarán en 5.000 millones de toneladas en las dos próximas décadas.

En ese mismo periodo, las de los países desarrollados disminuirán en 2.000 millones de toneladas y las de China se estabilizarán.

Los autores del estudio destacan que las tendencias más recientes apuntan a un agravamiento de la brecha en las inversiones en tecnologías limpias entre los países ricos y las economías emergentes.

Y eso pese a que en los países en desarrollo el costo de reducir esas emisiones es la mitad que en los desarrollados, en parte porque en los primeros se puede saltar directamente a tecnologías más eficientes sin tener que dedicar fondos al cierre o al abandono de otros proyectos más contaminantes que ya están en marcha en otras partes.

El mundo en desarrollo representa en torno a dos tercios de la población mundial pero únicamente una quinta parte del dinero para esas energías limpias que van a ser cruciales para poder alcanzar el objetivo global de cero emisiones netas de CO2 para mediados de siglo.

Birol destaca que el problema no es de escasez de dinero en el mundo, sino de que no va "a los países, a los sectores y a los proyectos que más lo necesitan".

"Los gobiernos -añade- deben dar a las instituciones financieras públicas un firme mandato estratégico para financiar la transición a energías limpias en el mundo en desarrollo".

Entre otras cosas porque, como señalan las organizaciones implicadas en el informe, eso ofrece "oportunidades económicas y empleos" en sectores con gran potencial en las próximas décadas.