La AIE ve una aceleración de la demanda de petróleo y mantiene su previsión

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se desmarca de la revisión a la baja de las previsiones de la OPEP sobre la demanda de petróleo en 2019 y 2020, porque aunque en la primera mitad de este año el consumo ha estado por debajo de las expectativas ve algunos signos de aceleración.

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Empleados libios de la compañía Sirte trabajan en la refinería de petróleo de la empresa en la localidad de Marsa el Brega, en el este de Libia.

En su informe mensual sobre el mercado petrolero publicado este jueves, la AIE mantiene sin cambios sus expectativas de agosto y calcula que este año se quemarán de media en el mundo 100,3 millones de barriles diarios (1,1 millones más que en 2018) y el próximo 101,6 millones de barriles (1,3 millones más).

Como la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en su estudio mensual del martes, la agencia que reúne a los grandes países consumidores miembros de la OCDE reconoce que las cifras del primer semestre han sido bajas.

El incremento interanual ha sido únicamente de 500.000 barriles en la primera mitad del año, y en particular en junio, de 155.000 hasta 99,9 millones de barriles diarios.

Pero los datos preliminares de julio apuntan a que hay una inflexión, con una subida de 1,3 millones de barriles respecto a ese mismo mes de 2018.

Par la AIE, que asume que en la segunda mitad del año no habrá un mayor deterioro de las condiciones económicas globales ni de las disputas comerciales, el nivel de precios del crudo (un 20 % inferior al que había el pasado año a la misma época) favorecerá un incremento de la demanda, al igual que las nuevas capacidades de la industria petroquímica.

En definitiva, entre julio y diciembre la progresión debería ser de 1,65 millones de barriles diarios sobre la base de esos mismos seis meses de 2018, que fue relativamente baja.

Por lo que respecta a la oferta, en agosto subió hasta 100,7 millones de barriles diarios, 530.000 más que en julio en razón sobre todo del tirón de Estados Unidos, que bombeó 520.000 barriles diarios suplementarios tras los problemas de algunas de sus instalaciones por los ciclones en la primera parte del verano.

No obstante, esos 100,7 millones suponían una rebaja de 800.000 barriles respecto a agosto de 2018 por el efecto de las sanciones (sobre todo a Irán) y los recortes de producción decididos por la OPEP y los países asociados a su estrategia, encabezados por Rusia.

En agosto, el cártel petrolero bombeó 2,4 millones de barriles diarios menos que un año antes, mientras que los otros productores extrajeron 1,6 millones más.

En el conjunto de 2019, este último grupo aumentará su producción en 1,9 millones de barriles diarios, gracias sobre todo a la continuación de la expansión de Estados Unidos (que ya se convirtió en primer exportador mundial en junio), pero también de Brasil y Noruega. La subida será de cerca de 2,3 millones en 2020, según las proyecciones de la agencia.

La salida de todo ese petróleo al mercado va a suponer un nuevo desafío para la estrategia de la OPEP y de sus aliados por la perspectiva de que un exceso de oferta siga empujando los precios a la baja.

En julio, las reservas comerciales en la OCDE se incrementaron en 1,5 millones de barriles hasta 2.931 millones de barriles, lo que supuso 19,7 millones por encima de la media de los últimos cinco años.