La CE dice que el nuevo gravamen al carbono en frontera no será proteccionista

La Comisión Europea (CE) defendió este lunes que el nuevo mecanismo de ajuste del carbono en frontera que propondrá el miércoles no es una medida proteccionista, sino un modo de conseguir igualdad entre la producción europea y la exterior, y consideró que sus socios internacionales entienden este enfoque.

Este mecanismo busca gravar las importaciones que entren en la Unión Europea (UE) procedentes de países terceros menos exigentes en materia de reducción de emisiones contaminantes para evitar que compitan en ventaja con los productores europeos y la llamada "fuga de carbono", es decir, que las empresas se trasladen a Estados con legislaciones más laxas.

Algunos socios comerciales temen que la medida pueda usarse como herramienta para proteger a la industria europea, pero Bruselas niega que ésta sea la intención o el resultado buscado.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, insistió en una rueda de prensa tras la reunión del Eurogrupo en que se trata de una medida de tipo medioambiental, sin "ningún proteccionismo", sino con el enfoque de "igualar lo que es producción doméstica y lo importado".

"Esta es la base para que esta propuesta sea compatible con (las normas de) la Organización Mundial del Comercio (OMC)", explicó.

Gentiloni señaló que, tanto en su reunión hoy con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, quien participó en el Eurogrupo, como en la reunión del G20 de Finanzas en Venecia (Italia) este semana pasada, ha obtenido la impresión de que "hay un claro entendimiento del alcance de esta medida".

Añadió que hay "interés" por ella de varios países que están experimentando con diferentes sistemas para poner precio al carbono o evitar la fuga de carbono y que "no hay un criticismo específico" de la medida por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).

No obstante, reconoció que los socios internacionales sí demandan "coordinar tanto como sea posible todas nuestras medidas", un requisito de la Comisión "comparte completamente".

"El problema, como siempre, es encontrar un equilibrio entre ambición y coordinación. La propuesta será ambiciosa, pero con la necesaria gradualidad y apertura a otras propuestas para converger en el futuro para tener herramientas similares tanto como sea posible", dijo.

La propuesta formará parte del paquete de iniciativas que planteara el miércoles el Ejecutivo comunitario para lograr el objetivo de reducir para 2030 sus emisiones contaminantes en un 55 % respecto a los niveles de 1990, que ha sido bautizado como "Fit for 55".

Este mecanismo de ajuste de carbono en frontera (CBAM, por sus siglas en inglés) se planteará como legislación ambiental, y no fiscal, lo que hará que no sea necesaria la unanimidad entre los Estados miembros para acordarla y ponerla en marcha.

La recaudación obtenida se utilizará para nutrir las arcas comunitarias, en particular para devolver los 800.000 millones en deuda que emitirá la Unión Europea para financiar el fondo de recuperación pospandemia.