Arranca en China el Comité de Patrimonio de la Unesco, tras el parón de 2020

El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco inauguró hoy su cuadragésimo cuarta sesión en la ciudad suroriental china de Fuzhou después de que se pospusiera el pasado año por la pandemia de la covid-19, aunque en esta ocasión se celebrará mayormente de manera virtual.

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Esta "sesión ampliada", en la que se tendrán en cuenta las candidaturas de 2020 así como las de 2021, se prolongará hasta el próximo 31 de julio, días en los que se debatirá sobre la inclusión en la lista de Patrimonio lugares como el Paseo del Prado, en Madrid, o el sitio arqueológico de La Isabela, en República Dominicana.

La ceremonia inaugural, celebrada en la ópera de Fuzhou, contó con la intervención de la directora general del organismo, Audrey Azoulay y de otros dignatarios.

En su discurso, Azoulay lamentó que los lugares y monumentos incluidos en la lista de la Unesco perdieran "casi la mitad" de sus ingresos en 2020, pero aseguró que precisamente la pandemia ha sido una "llamada" para un turismo "más respetuoso del propio Patrimonio y de las poblaciones locales".

A partir de ahora, el Comité examinará -por primera vez, en reuniones por internet debido a la situación sanitaria mundial- el estado de conservación de 255 sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial y de los que 53 se figuran en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.

No obstante, no será hasta el día 24 de julio cuando el organismo comience a revisar las candidaturas del pasado y del presente año.

Entre las candidatas de 2020 para engrosar la lista, se encuentran las grandes ciudades termales de Europa (en varios países como Alemania, Francia, República Checa o Reino Unido); el Paseo del Prado y los Jardines del Buen Retiro, en Madrid, o la capilla de los Scrovegni, decorada con frescos obra de Giotto, en la ciudad italiana de Padua.

En Latinoamérica destacan el observatorio solar y centro ceremonial de Chanquillo, en Perú; el sitio Roberto Burle Marx, en Brasil; el sitio arqueológico de La Isabela, en República Dominicana, o la obra del ingeniero Eladio Dieste, Iglesia de Atlántida, en Uruguay.

Respecto a las aspirantes del presente año, hay varios sitios latinoamericanos como el conjunto franciscano del monasterio y catedral de Nuestra Señora de la Asunción, de Tlaxcala (México), una extensión de los primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl, inscrito en 1994, o el asentamiento y momificación de la cultura Chinchorro, en la región de Arica y Parinacota, en Chile.

Otras inicialmente inscritas no han llegado a esta fase: en las últimas semanas se han retirado algunos de los nombres por no estar recomendadas para inscripción, entre ellos la Ribeira Sacra, de España; Spinalonga, en Grecia; las cuevas Sof Omar, de Etiopía, o el Karst clásico en Eslovenia.

Una de las cuestiones más polémicas del cónclave será la posible introducción de la Laguna de Venecia y la Gran Barrera de Coral, frente a la costa noreste de Australia, en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro, que reúne sitios afectados por conflictos armados, catástrofes naturales o destrucción medioambiental.

En el caso de Venecia, ha sido el turismo masivo y la entrada de transatlánticos lo que ha puesto en peligro en lugar, mientras que el calentamiento global es el responsable del deterioro y blanqueo de los corales de la Gran Barrera de Coral.

Roma y Camberra se oponen a que estos territorios sean clasificados como patrimonio en peligro, pero desde la Unesco insisten en que no se trata de una sanción o un castigo sino de una forma de ayudar a conservarlos y una llamada de atención a la comunidad internacional y a la cooperación científica.

El Comité del Patrimonio Mundial, que se encarga de aplicar la Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural de 1972, ha inscrito en la Lista del Patrimonio 1,121 sitios en 167 países, y está compuesto por representantes de 21 Estados.