“El Sarape de Saltillo” celebra 100 años de tradición

La fábrica taller “El Sarape de Saltillo” celebra 100 años de vida en la familia Mendoza-Oyarzábal, por lo cual, en el marco del Festival Internacional de Cultura de Saltillo, se exhibe un sarape con todos los elementos tradicionales, para conmemorar el centenario de su fundación.

Etiquetas: 

El integrante de la familia encargado del negocio desde 2013, Pablo Esteban Mendoza Oyarzábal, compartió algunas anécdotas y datos biográficos del sarape y la fábrica, en este evento que se sumó a los festejos por el 441 aniversario de la Fundación de Saltillo.

“El 11 de noviembre de 1918, Europa se convulsionaba con el cruento desenlace de la primera Guerra Mundial. En la calle de Victoria, casi esquina con Mina, la Familia del señor José Sánchez Muslera, familia de inmigrantes españoles, preparaban el regreso al viejo continente y cerraban la Fábrica de Sarapes de su propiedad”, relató.

Sin embargo, explicó que antes de partir, le propuso a Pedro Oyarzábal (su abuelo) y a su esposa Dolores González de Oyarzábal, le compraran la Fábrica a fin de no cerrarla y dejar en desamparo a unas 40 familias, quienes la adquirieron a finales de año y nombraron “Sarape Factory ‘El Charro’”.

“Nadie pudo pensar en ese momento, que la compra de la fábrica de sarapes, fuera posteriormente la empresa que diera el sustento a la Familia Oyarzábal González, debido al sensible fallecimiento de Don Pedro Oyarzábal, poco tiempo después”, aseguró.

De los cuatro hijos que tuvo el matrimonio, mencionó que fue Ana María (Anita) quien a los 9 años acudió a la Escuela de Pintura porque la atraía el arte, y de la mano del maestro Rubén Herrera, contribuyeron con el Sarape de Saltillo, al plasmar lo que se conoce como las sombras o sombreado.

“Esta característica del Sarape de Saltillo, consiste en entrelazar ocho tonos de un mismo color que brinda la sensación que se va difuminando y logra reflejar la brillantez de los amaneceres y atardeceres del desierto de Saltillo, Coahuila”, detalló.

Añadió que cuando Pedro Oyarzábal falleció, en 1937, Lolita, de 41 años, y su hija Ana dirigieron y administraron la fábrica, hasta que en 1943, la joven se casó con Guillermo Mendoza Heredia, con quien tuvo siete hijos: Ana María, José Guillermo Pio, María Luisa, Joaquín María, Jesús María, Pablo Esteban y Juan Ignacio, quienes conocieron el manejo y la creación de los sarapes.

Fue en 1946 que Lolita decidió irse a la Ciudad de México para acompañar a su hijo Pedro y dejó a cargo del negocio a su yerno Guillermo, quien en 1960, junto con su hija Ana María, optó por adquirirlo en 1960 y cambiarle el nombre a “El Sarape de Saltillo”.

Entre 1946 a 1993 tejieron sarapes para muchas personalidades, entre ellos, a partir del Papa Pío XI hasta el Papa Francisco, e incluso Lolita entregó en el Vaticano, el que se tejió para Su Santidad Pío XII; y en 1979, el tejedor José Espiridión Zendejo le entrega otro en Monterrey al pontífice San Juan Pablo II.

Además, narró que se tejieron “Sarapes de Lana de Saltillo”, para distintos Presidentes de México; desde 1940, a partir de Manuel Ávila Camacho hasta Felipe Calderón; así como a los gobernadores de Coahuila, mandatarios y embajadores de todo el mundo; artistas de Hollywood, toreros, actores y demás celebridades.

Pablo explicó que actualmente se hace cargo del lugar una nueva generación de la familia Mendoza Oyarzábal, ante la muerte de don Guillermo en 1993, y en 2006 doña Anita, su hija, Ana María Mendoza Oyarzábal administró la fábrica hasta 2013, quien cuidó el legado de la familia.

“La creación de Sarapes con retratos, escudos de ciudades, escudos militares, heráldicas familiares, logotipos de empresas y los nombres de personas de todos los ámbitos de la actividad humana, tejidos por artistas saltillenses, han ido a parar a diferentes partes del mundo”, finalizó Pablo Mendoza.

Durante la develación del sarape multicolor que contiene la leyenda “100 años Sarape de Saltillo, Mendoza-Oyarzábal, 1918-2018”, el director del Instituto Municipal de Cultural de Saltillo, Iván Márquez lo describió como la prenda más elegante de este género, característico por su difuminado, su diamante, su trabajo y la mano del artesano saltillense.

Fuente: Notimex