Eva Perón y su transformación en arte emocionan en la Bienal de Venecia

Las varias facetas de Eva Perón, desde las más públicas a las más íntimas, transformadas en una espectacular instalación de arte contemporánea firmada por Nicola Costantino para el Pabellón de Argentina, emocionan desde hoy en la 55 edición de Bienal de Venecia.

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De Eva Perón se ha escrito de todo, se han hecho películas, musicales, pero hasta ahora nadie se había atrevido a contar, bajo la óptica del arte contemporáneo, quién fue una de las mujeres más emblemáticas de Argentina y del mundo.

La obra se titula "Rapsodia inconclusa", pero la presidenta argentina Cristina Kirchner, la quiso bautizar "Eva-Argentina, una metáfora contemporánea" y así se ha presentado en este certamen, uno de los más importante del arte contemporáneo.

La chica prodigio del arte contemporáneo argentino concibió para este pabellón dos videoinstalaciones, un objeto-escultura cinético y otra instalación más abstracta que forman parte de un recorrido que construye un "viaje" por la vida de Evita.

"Evita ha sido transmitida durante los años de una manera dogmática y siempre con un juicio de valor, bueno o malo, pero el arte contemporáneo nunca se había ocupado y me pareció un desafío desarmar a Eva Perón de todo lo que se había mostrado con anterioridad", explicó a EFE Constantino.

Lejos de los momentos melodramáticos de libros o musicales, la instalación permite al observador introducirse en los momentos cotidianos de la vida de la mujer de Juan Domingo Perón.

El recorrido se inicia dentro de un espacio semicircular donde se proyecta la imagen de Eva a escala natural dentro de su hogar.

Costantino se ha vestido y peinado como Evita y la ha personificado en seis momentos y etapas diferentes de su vida en una instalación vídeo magistralmente realizada.

Al espectador se le aparecen de manera simultánea, se mezclan, se funden e incluso se sientan todas ellas en un mismo sillón: La Evita enferma y debilitada por el cáncer; la actriz de los años cuarenta; la Eva en ropa interior; la hiperactiva en faena de fundación, y la Eva despampanante vestida por Dior para ir al Teatro Colón.

La artista aparece y desaparece en silencio, utilizando sólo el lenguaje corporal, con los vestidos que ella mismo ha creado para esta ocasión, y que con el único sonido del teléfono que suena, la lluvia que golpea los cristales del balcón de la Casa Rosada o la gente que aclama desde fuera a la esposa de Juan Domingo Perón antes de su famoso discurso.

El recorrido continua después en el dormitorio de Eva Perón, donde en dos espejos contrapuestos se revive lo que allí sucedía a través de unos vídeos: Eva cambiándose se vestido, o peinándose, en momentos de íntima soledad.

"El vestuario que he utilizado y creado yo misma es algo esencial en esta instalación, porque para Eva, sus vestidos, eran su presentación, casi una razón de Estado", agregó la artista.

La tercera parte reinterpreta una de las leyendas de su última aparición pública, aquella con el coche descapotable para saludar a la gente, y en la que se dice que Evita llevaba una estructura rígida que la sostenía por debajo de su abrigo de visón, pues estaba ya en la fase terminal.

En la instalación de Costantino este momento se transformado en vestido-escultura aprisionado, cómo si Evita se empeñara en escapar a su destino de muerte.

"Es como si fuera su último vestuario, una metáfora de todos los mitos que se crearon con Evita, pero también de su fuerza y determinación", apuntó la artista de Rosario.

La última instalación simboliza las lágrimas de quienes lloraron su muerte. Sobre una camilla de acero, como sobre las que se realizan las autopsias, dos focos derriten las lágrimas y caen al suelo como lluvia sobre el pueblo argentino.

Para Nicola Constantino, el espectador no saldrá conociendo mejor a Evita, porque "es inabarcable, pero con esta instalación se conocerán cosas diferentes de ella".

"Creo que es mejor presentarla así y tratar de desarmar aquel discurso institucional que desde siempre rodea a Eva Perón", aseguró. (EFE)