Recife, la ciudad que edifica la carrera y personalidad de Clarice Lispector

Clarice Lispector, de cuyo nacimiento se acaba de cumplir un siglo, siempre consideró Río de Janeiro como su ciudad fetiche. Sin embargo, Recife, en el nordeste de Brasil, fue esencial tanto la construcción de su personalidad como en el inicio de su célebre carrera literaria.

La escritora vivió en la capital de Pernambuco gran parte de su infancia y adolescencia, desde los cinco hasta los catorce años, y fue allí donde escribe sus primeros textos y se moldea su enigmática personalidad, marcada por la prematura muerte de su madre cuando Clarice contaba con apenas diez años.

Nacida el 10 de diciembre de 1920 en Ucrania en el seno de una familia judía rusa que comenzó a sufrir de persecución antisemita, los Lispector decidieron emigrar a Brasil para asentarse en Maceió, capital de Alagoas y también en la región Nordeste.

Clarice, la menor de tres hermanas, llegó entonces con dos años a Brasil, país al que siempre consideró como patria, pues ella misma decía que literalmente nunca pisó Ucrania porque siempre fue cargada en los brazos por sus padres durante sus primeros meses de vida en esa nación del oriente europeo.

RECIFE, EL COMIENZO...

La estadía de la familia en Maceió fue corta y por eso se trasladaron a Recife, capital del vecino estado de Pernambuco y con raíces más arraigadas al judaísmo, pues fue esa ciudad brasileña la primera en acoger una sinagoga en el continente americano, cuando toda esa región fue colonia holandesa entre 1630 y 1657.

La escritora, entonces con cinco años, vivió su niñez y adolescencia, marcadas por la muerte de su madre cuando tenía diez años, en Recife, ciudad en la que aprendió a leer y dio también rienda suelta a su talento de escritora, a partir de una pequeña pieza de teatro que escribió cuando tenía tan solo nueve años.

"La niñez es sumamente importante en la construcción de la personalidad y Clarice vivió cosas muy especiales entre los cinco y catorce años en Recife", señaló a EFE Georgia Alves, investigadora de la vida y obra de Lispector.

En su disertación de la monografía "A felicidade em Clarice Lispector", presentada para su maestría en la Universidad Federal de Pernambuco (Ufpe), Alves compila 18 años de investigaciones sobre los momentos que tornaron a la escritora en una "voz necesaria" para Recife.

"Siendo todavía una niña, en Recife ella tomó la iniciativa de mandar textos para los periódicos. Recife es otro lugar que se apagaba un poco en algunas de sus biografías y su conexión con la ciudad no se puede resumir a una frase", apuntó Alves.

Para la especialista en literatura brasileña, sin negar la indiscutible influencia que tuvo Río de Janeiro en la obra de Lispector, en Recife "ella tuvo una educación primorosa, en un ambiente cultural riquísimo y convivió con profesores geniales", particularmente en el tradicional colegio Gimnasio Pernambucano.

La palabra "Recife", recordó Alves, es citada literalmente nueve veces en su obra, pero desde otra óptica, ella menciona la ciudad en otras 22 ocasiones de manera tácita y títulos como "Passeio de familia", "Restos de Carnaval" y "Banhos do mar" hacen referencia a la litoral metrópoli y a la vecina Olinda.

"No hay cómo disociar a Clarice con Recife", aseveró la profesora.

MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS

Fue fundamental para Lispector el contacto que tuvo en sus primeros años con una máquina fotográfica, lo que era una rareza en su época; las clases de piano y el vivir al lado de una librería en la calle Imperatriz en un centro de Recife que intentaba rivalizar con el eje Sao Paulo-Río de Janeiro.

"La gran sequía en la región se reflejó económicamente, con el éxodo de personas de Paraiba para Pernambuco y de Pernambuco para Río. Este movimiento migratorio inspira a Lispector cuando ella aborda la existencia humana y la relación del hombre con el mundo", destacó Alves.

En ese sentido, el periodista y doctor en literatura Schneider Carpeggiani, comisario de la Bienal Internacional del Libro de Pernambuco, que finalizó esta semana en una edición virtual que homenajeó a Lispector, destacó el papel que tuvo la escritora para describir lo que era Recife.

"Una ciudad no es solo erguida de edificios, es la capacidad de un escritor de deslumbrarla y cuando Clarice habla de Recife parece haber sido ya leída por quien nunca la leyó", como ocurre con los poetas Joao Cabral de Melo Neto (1920-1999) y Manuel Bandeira, literatos (1886-1968), recifenses que también desarrollaron su obra en Río de Janeiro, comentó a Efe Carpeggiani.

Carpeggiani comparó las "situaciones de pandemia de miedo" que se viven ahora en todo el mundo por causa de la covid-19 con "la manera que ella reflexiona sobre la vida, de encarar el nacimiento y la muerte para ganar coraje ante el miedo" en sus obras.

LUCHA CONTRA EL OLVIDO

Considerada la mayor escritora mujer de ascendencia judía, Lispector murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977 víctima de un cáncer y a tan solo un día de su cumpleaños número 57.

Un año antes, en su última visita a Recife, Lispetor se reencontró con viejos amigos y no dejó de visitar la tumba de su madre, en el Cementerio dos Israelitas en el Barrio do Barro, además de recorrer las calles del centro que comenzaban a encarar la explosión demográfica y la degradación.

A pesar del reconocimiento público y de las autoridades, que la nombraron esta semana Ciudadana Pernambucana, máximo título otorgado por el Legislativo regional, la antigua casa frente al parque Maciel Pinheiro y su estatua en esa plaza pública conviven hoy con el abandono y el descuido.

La Fundación Joaquim Nabuco, vinculada al Gobierno federal, lidera un proyecto para la restauración de la residencia y convertirla en el Centro Cultural Casa Clarice Lispector, que espera concretarse el próximo año.