Además, los viajeros deberán presentar un código verde en la aplicación anticovid del Gobierno local pequinés, recoge este miércoles la agencia de noticias Xinhua.
El portavoz de las autoridades locales Xu Hejian explicó el martes que, dadas las múltiples "conexiones regionales e internacionales" de la capital", el coronavirus "no ha de entrar ni expandirse" por Pekín, que acogerá los Juegos Olímpicos de Invierno desde el próximo 4 de febrero.
Para lograr ese objetivo, las autoridades de aviación civil "cancelarán inmediatamente vuelos directos hacia la capital" procedentes de lugares en los que se detecten casos locales.
Aquellos vuelos de zonas consideradas de riesgo que se mantengan verán el número de pasajeros limitado al 75 % de la capacidad y su frecuencia restringida a un trayecto diario, informa el oficial Diario del Pueblo.
Para vuelos internacionales, China mantiene los estrictos controles que comenzó a aplicar en marzo de 2020, que incluyen el veto a los turistas y una cuarentena obligatoria de al menos 14 días en un hotel.
Asimismo, 30,000 empleados que trabajan en la capital con productos congelados importados, a los cuales las autoridades chinas han culpado de rebrotes previos en el país, deberán someterse a pruebas de ácido nucleico cada tres días.
Pese a que, según los últimos datos de las autoridades locales, sólo existen 32 casos activos en la capital china, Pekín no quiere correr ningún riesgo a 79 días para los Juegos Olímpicos, que convertirán a la ciudad china en la primera del mundo en acoger unos Juegos de invierno y de verano.
Lo hará bajo unas estrictas medidas de prevención: la organización exigirá una cuarentena previa de 21 días tras llegar a Pekín a aquellos atletas que no estén vacunados y no se venderán entradas a espectadores llegados del extranjero.
Los atletas deberán permanecer durante su estancia en la capital china en una burbuja, un circuito cerrado que cubrirá todas sus actividades en la capital china.
El país asiático quiere proteger así su política de tolerancia cero contra el coronavirus, de la cual el Gobierno ha hecho uno de sus orgullos.
Desde mediados de octubre, China ha lidiado con un rebrote detectado a raíz del viaje de un grupo de jubilados por el centro y el norte del país que se extendió a la mayoría de provincias y que, según las autoridades sanitarias, fue causado por la variante delta, considerada más contagiosa.
Según las cuentas de la Comisión Nacional de Sanidad, el número total de contagiados activos en la China continental se situó ayer en 1,257 positivos.
Los casos detectados en los últimos días se ciñen sobre todo a la provincia nororiental de Liaoning después de que los nuevos contagios descendieran en el resto del país.