Cuando parecía cosa de horas que las 11 naciones aún empeñadas en salvar el tratado llegarían a consenso, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau -presente aquí para participar en la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC)-, puso reparos de momento insalvables. Hasta anoche el titular de Comercio de Canadá estaba de acuerdo con el texto acordado y todo indicaba que el TPP estaba encarrilado.
Pero su primer ministro le dio instrucciones contrarias porque quería ir más allá (en los asuntos atinentes a propiedad intelectual e Internet), dijo a periodistas el canciller chileno, Heraldo Muñoz.
El TPP fue firmado en febrero de 2016 por Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Estados Unidos.
Pero este se retiró a la llegada de Trump a la Casa Blanca y un manto de incertidumbre se cernió sobre el acuerdo, cuya puesta en vigor requiere la ratificación de por lo menos seis países que aporten el 85 por ciento del Producto Interno Bruto del bloque.
Las naciones aún enroladas en el ahora llamado TPP-11 sopesan desde hace varios meses las alternativas para reflotarlo sin que en la operación de rescate pierda la esencialidad y las conveniencias de sus principios, estándares y normas.
Ayer, los delegados de varios países se mostraron optimistas sobre un positivo desenlace en Da Nang e hicieron declaraciones en ese sentido a la prensa, como el ministro de Comercio e Industria de Vietnam, Tran Tuan Anh, y los de Economía de México y Japón, Ildefonso Guajardo y Toshimitsu Motegi, respectivamente.
El compás de espera se alargará un tanto más, pero las esperanzas no se han disipado: según el canciller de Chile, llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes 'puede ser cosa de semanas'.
El plazo de ratificación del acuerdo vence el 4 de febrero del año entrante.
