Argentinos recuerdan caos de 2001 por crisis en Grecia

La crisis económica que enfrenta Grecia y que puede derivar en su salida de la zona euro es seguida con atención en Argentina, país que hace casi 14 años vivió un caos similar ante la imposibilidad de pagar sus deudas, pero que logró salir adelante a pesar de desobedecer al FMI.

La comparación entre la Argentina de diciembre de 2001 y la Grecia de 2015 es analizada aquí a diario no sólo en los medios de comunicación sino en las calles, en las reuniones familiares o de amigos que recuerdan cuando los bancos confiscaron sus ahorros y estallaron los “cacerolazos” masivos en las calles.

El “corralito” argentino comenzó el 3 de diciembre de 2001, cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, impuso un programa de emergencia económica que limitó las disposiciones bancarias de todos los ahorristas a sólo 250 pesos semanales, que en ese entonces equivalían a 250 dólares.

La restricción de retiro en efectivo fue imitada ahora por el gobierno griego, que fijó un límite de 60 euros diarios, aunque a diferencia de lo ocurrido en Argentina, la decisión no es indefinida ni afecta jubilaciones.

En 2001, el anuncio de Cavallo derivó en violentas protestas que, el 19 y 20 de diciembre, dejaron un saldo de 33 muertos, saqueos y crisis política, social y económica que obligó a renunciar al presidente Fernando de la Rúa, quien recién cumplía la mitad de su mandato.

En el caso de Grecia, las movilizaciones de los últimos días han sido de apoyo, no de repudio al gobierno, ya que el primer ministro Alexis Tsipras se niega a aplicar los severos ajustes que exigen el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea.

Ambos países tienen en común la falta de control sobre su moneda, lo que limita sus decisiones, ya que la Argentina de 2001 estaba dolarizada desde hacía una década, y Grecia abandonó el dracma al formar parte de la zona euro.

La inestabilidad que vivió Argentina se reflejó en el desfile de cinco presidentes interinos en la última semana de 2001, siendo el último de ellos Eduardo Duhalde, quien amplió todavía más la confiscación de ahorros, devaluó la moneda y pesificó la economía.

“El que depositó dólares, recibirá dólares”, prometió Duhalde, pero incumplió, ya que los ahorristas tuvieron que aceptar el canje de bonos en pesos, lo que estos días ha provocado bromas en las redes sociales que advierten que en Grecia “El que depositó euros, recibirá dracmas”, en referencia a la antigua moneda del país europeo.

Argentina comenzó a normalizar el estado de su deuda y su economía bajo el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), quien se enfrentó con el FMI y le pagó de contado 10 mil millones de dólares para evitar que el organismo siguiera interfiriendo con las políticas internas.

Sin el apoyo de organismos internacionales, Kirchner logró renegociaciones históricas de la deuda, aunque su esposa y sucesora, Cristina Fernández, aun enfrenta presiones de los fondos “buitre” (especuladores) que se negaron a sumarse a los canjes y que han ganado batallas judiciales en tribunales de Estados Unidos.

Mención aparte merece Cavallo, el ex ministro que estos días no se ruboriza en aconsejar al gobierno griego en artículos que, de manera inexplicable, son retomados por parte de la prensa argentina, como si el ex funcionario responsable del caos de 2001 tuviera autoridad intelectual para resolver crisis.

Sólo con ironía se le puede responder, y así lo hicieron los dibujantes Paz y Rudy en una viñeta publicada en el diario Página 12, en la que un Cavallo dibujado con sus inconfundibles ojos grandes advierte: “La situación griega es compleja, pero peor era la Argentina de 2001 (...) estaba yo como ministro de Economía”.