China espera crecer un 5.5 % en un 2022 en el que primará la estabilidad

China renovó hoy su apuesta por la estabilidad en el plano económico tras anunciar una meta de crecimiento del 5.5 % para su producto interior bruto (PIB) en 2022, una de las más bajas en las últimas décadas.

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El primer ministro chino, Li Keqiang (arriba izquierda), en la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), la cita política más importante del año en el país. EFE/EPA/ROMAN PILIPEY

Esta cifra supone una importante reducción frente al avance del 8.1 % que experimentó la economía nacional en 2021 gracias, entre otros factores, al "boom" de las exportaciones en el marco de la recuperación industrial pospandémica en China y a la baja base comparativa tras el impacto de la covid en los datos del año anterior.

De todas formas, y aunque es cierto que cumplir el objetivo confirmaría la tendencia de ralentización marcada en los últimos años, se trata de una meta relativamente ambiciosa, ya que se sitúa en el extremo superior de la horquilla en la que se movían los pronósticos de los analistas, que la situaban entre un 5 y un 5.5 %.

Como es habitual, fue el primer ministro, Li Keqiang, quien desveló esta mañana, desde el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, los pronósticos económicos para 2022 al presentar su informe sobre el trabajo del Gobierno durante la sesión inaugural del pleno de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), la principal cita política anual en China.

"Debemos persistir en poner la estabilidad en primer plano y pugnar por un progreso basado en ella. Ante la nueva presión ejercida por el declive de la economía, hemos de situar la estabilización en un lugar más destacado", aseveró el mandatario en su discurso.

Li advirtió del aumento "notable" de los riesgos y desafíos a los que se enfrenta la economía nacional, pero mostró su confianza en que esta "podrá resistir la presión a la baja, avanzará a paso seguro y llegará lejos".

EL OBJETIVO REQUIERE "ARDUOS ESFUERZOS"

Li calificó el objetivo de crecimiento de "medio-alto", recordó que se parte de una "base elevada" de comparación y, al contrario que en anteriores ocasiones, advirtió de que conseguir alcanzar esas cifras "exige arduos esfuerzos".

También lo creen, de mantener sus proyecciones, las principales instituciones económicas internacionales: en sus últimas actualizaciones, el Banco Mundial (BM) pronosticaba que la economía china crecería un 5.1 % este año, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) situaba la cifra en el 4.8 %.

"Pekín se ha marcado un objetivo tan alto porque es un año políticamente importante", escribió el profesor de Finanzas de la Universidad de Pekín Michael Pettis, en referencia al XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que se celebrará el próximo octubre y en el que se espera que el presidente, Xi Jinping, revalide su liderazgo al frente de la formación y del país para un tercer mandato inédito entre sus últimos predecesores.

En opinión de este experto, cualquier crecimiento superior al 3 o 4 % tendrá que venir acompañado de una importante inversión en infraestructura, "mucha de la cual no impulsará la capacidad real de la economía para producir bienes y servicios".

A este respecto, Pettis recalcó que la cantidad de 3.65 billones de yuanes (577,742 millones de dólares, 527,730 millones de euros) que se autorizará para que los gobiernos locales y regionales emitan bonos especiales dedicados a infraestructura sigue siendo casi un 70 % superior a la de 2019 -último año anterior a la pandemia-, y pronosticó un aumento de entre 3 y 5 puntos de la ratio de deuda frente al PIB.

"Creo que el Gobierno tiene un año desafiante por delante para conseguir sus objetivos. El sector inmobiliario se está ralentizando y la pandemia de la covid ha constreñido gravemente al sector servicios", indicó Zhang Zhiwei, analista de Pinpoint Asset Management, citado por el diario hongkonés South China Morning Post.

DÉFICIT, EMPLEO, REBAJAS FISCALES...

Zhang también destacó que las autoridades se fijaron un objetivo de déficit fiscal inferior incluso al esperado por el mercado, al reducirlo al 2.8 % del PIB.

En 2021, ante el control de los contagios de la covid y la recuperación económica, China ya rebajó su objetivo de déficit desde el 3.6 % hasta el 3.2 %.

Por otra parte, el Gobierno mantuvo algunos de sus objetivos en los mismos niveles que el año pasado, como el de "contener" en torno a un 3 % el avance del índice de precios al consumidor (IPC, principal indicador de la inflación), o el de crear 11 millones de empleos, a pesar de que en 2021 se generaron 12.69 millones de nuevos puestos de trabajo, según los datos oficiales.

En el campo del empleo, uno de los prioritarios para la estabilidad propugnada por Pekín, también figura el objetivo de mantener por debajo del 5.5 % la tasa de paro en las zonas urbanas, indicador que finalizó 2021 en el 5.1 %.

Li incidió en uno de sus caballos de batalla, las rebajas fiscales, al anunciar que este año las rebajas y devoluciones de impuestos sumarán unos 2.5 billones de yuanes (395.714 millones de dólares, 361,459 millones de euros).

Aunque Pekín se ha comprometido a alcanzar su pico de emisiones de carbono en 2030, el mandatario indicó hoy que estos planes se impulsarán de forma "ordenada".

Acerca del apoyo a los actores del mercado -especialmente, las pymes que dan empleo a más del 80 % de los trabajadores urbanos y que han sufrido especialmente el impacto de la pandemia-, Li indicó que se pedirá a las instituciones financieras que "bajen los tipos de interés reales de los préstamos y reduzcan los cobros" para facilitar la financiación y rebajar su coste.

El premier chino también aseguró que el tipo de cambio del yuan se mantendrá "estable" y en un "nivel razonable y equilibrado" y que los ingresos de la población "aumentarán por diferentes canales" para incrementar la capacidad de consumo, uno de los indicadores que más está tardando en recuperarse tras la covid y que es clave para los planes de cambio de modelo económico propugnados por Pekín.