El organismo, con sede en París, prevé ahora una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño, lo que supone un empeoramiento de las perspectivas, pues en noviembre la OCDE estimaba que en 2015 el país registraría un crecimiento del 1.5 por ciento.
La organización señaló que esta rebaja de la previsión de crecimiento se debe a las medidas adoptadas por el Gobierno de la presidenta, Dilma Rousseff, para contener el gasto público, así como el clima de inestabilidad política en el país, ya que el Ejecutivo no tiene el pleno apoyo del poder legislativo para sacar adelante las reformas económicas rápidamente.
La OCDE prevé que en 2016 el gigante sudamericano vuelva a crecer al 1.2 por ciento anual, y subrayó las dificultades que deberán enfrentar los países cuyas economías son muy dependientes de la exportación de materias primas, como es el caso de Brasil.
La previsión de la OCDE para Brasil va en consonancia con la de otros organismos internacionales y los expertos y analistas brasileños durante los últimos meses.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló el mes pasado que la séptima mayor economía del planeta crecerá apenas 0.3 por ciento en 2015, mientras hace pocos meses preveía que Brasil crecería 1.4 por ciento este año.