El bajo crecimiento de Australia suscita temores de una posible recesión

Australia registró en el último año fiscal el crecimiento económico más bajo del último decenio, lo que ha suscitado temores de que se produzca la recesión que el país oceánico ha conseguido evitar durante 27 años.

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El Producto Interior Bruto (PIB) de Australia creció un 1,4 por ciento en el último año fiscal, lo que supone su expansión económica más débil en una década, según los datos oficiales publicados este miércoles.

La Oficina Australiana de Estadísticas (ABS, siglas en inglés) reveló este miércoles que el Producto Interior Bruto (PIB) avanzó un escaso 1,4 % en el último año fiscal, con un crecimiento del 0,5 % en el último trimestre.

El gobernador del Banco Australiano de la Reserva, Philip Lowe, ya dijo el martes, al anunciar que se mantenían los tipos de interés en un 1 %, que "el crecimiento económico en Australia en el primer semestre de este año ha sido más lento que lo esperado".

En su comunicado, Lowe vinculó esta ralentización al consumo doméstico, un extendido período de bajo crecimiento de los salarios, así como una caída en los precios de las viviendas y el volumen de las ventas.

La economía australiana se ve lastrada además por los altos niveles de deuda privada, al tiempo que los índices de ahorro de las familias cayeron a un 2,3 % en el segundo trimestre del año, de un 3,0 % en el primero, según los datos publicados este miércoles.

Ante la posibilidad de que Australia entre en una recesión debido al débil crecimiento económico, el primer ministro australiano, Scott Morrison, quiso disipar esos temores y negó a la emisora 3AW que se esté entrando "en ese territorio".

Morrison, al frente del gobierno de la coalición Liberal-Nacional que lleva en el poder desde 2013 y que ganó las elecciones en mayo con la promesa de fortalecer la economía, considera que los incentivos y rebajas tributarias, que son uno de los principales pilares de su política económica, comenzarán a dar frutos a partir del próximo trimestre.

Por su parte, el ministro del Tesoro, Josh Frydenberg, también se mostró optimista a pesar de las cifras.

"Las cuentas nacionales hechas públicas hoy muestran que la economía nacional continúa creciendo a pesar de los vientos que soplan en su contra, tanto a nivel internacional como doméstico", afirmó el ministro en una rueda de prensa.

En su presupuesto presentado en mayo pasado, el Gobierno espera que la economía australiana crezca un 2,75 % para los años fiscales de 2019-2020 y 2020-21.

Para ello, la administración de Morrison ha tomado medidas como suavizar los criterios para conceder hipotecas, bonificaciones fiscales para las familias y una subida del salario mínimo, pero sobre todo ha tratado de fomentar la industria minera, en detrimento del medio ambiente, según sus críticos.

La cifra anual del crecimiento económico de Australia conocida hoy es la más baja desde septiembre de 2009, tras la crisis financiera internacional en la que el entonces gobierno laborista inyectó un multimillonario paquete de estímulo económico.

La crisis de 2008 se hizo notar en Australia, pero su economía logró capear el temporal gracias a que la mayor parte de sus exportaciones no iban destinadas a Estados Unidos, epicentro del seísmo financiero, o a países europeos sino a Japón y China, el segundo importador de productos australianos y que se vio escasamente afectado por la recesión mundial.

Ahora, los efectos de la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China de momento no se han hecho notar en la economía australiana, cuyas exportaciones continúan siendo fuertes, pero según los analistas la contienda entre las dos economías más grandes del mundo es una nube negra acechando en el horizonte del país oceánico.