El BCE insiste en que cualquier ajuste de su política monetaria será gradual

El Banco Central Europeo actuará en el "momento adecuado" para logra su objetivo de que la inflación se sitúe a medio plazo en el 2 % y cualquier ajuste en su política de estímulos "será gradual", según dijo este lunes su presidenta, Christine Lagarde.

En un debate con el pleno del Parlamento Europeo, Lagarde volvió a alejar la posibilidad de una inminente subida de los tipos de interés en la eurozona a pesar del continuado aumento de los precios de consumo, que ha llevado la tasa de inflación al 5.1 % en enero y ha alimentado las expectativas de un giro en la política del BCE.

"Somos muy conscientes de que mucha gente en la eurozona está preocupada por el aumento del coste de la vida en este momento", dijo Lagarde, para asegurar después que la institución sigue "comprometida" a cumplir su mandato de estabilidad de precios.

"Nuestro objetivo es una tasa de inflación del 2 % en el medio plazo. Para lograr esto, actuaremos en el momento adecuado", añadió.

Si bien es probable que en el corto plazo la inflación siga subiendo, empujada sobre todo por los precios de la energía, las previsiones de Fráncfort apuntan a que irá bajando a lo largo del año y en 2023 se situará en torno al objetivo del 2 %.

En este contexto, el BCE no subirá los tipos de interés antes de que haya terminado sus compras de deuda de la eurozona y para ello tendrán que darse, además, las tres condiciones fijadas por la institución para evitar "un aumento prematuro de los tipos de interés", dijo Lagarde.

La exministra francesa recordó que el consejo de Gobierno del BCE confirmó a principios de mes que seguirá reduciendo el ritmo de sus compras de deuda en los próximos meses y que, además, a final de marzo concluirá el programa de compras de emergencia que puso en marcha por la pandemia.

"En vista de la actual incertidumbre, necesitamos más que nunca mantener la flexibilidad y opcionalidad al conducir nuestra política monetaria", dijo Lagarde, incidiendo en que analizarán los datos que vayan llegando y sus implicaciones para la inflación a medio plazo a la hora de decidir el rumbo de su política.

El BCE, que actualizará sus proyecciones económicas en marzo, examinará sobre todo el efecto de los precios de la energía.

En cualquier caso, Lagarde incidió en que "las condiciones de demanda en la eurozona no muestran los mismos signos de sobrecalentamiento que se observan en otras grandes economías", lo que "aumenta la probabilidad de que las actuales presiones de precios disminuyan antes de afianzarse", permitiéndole lograr su meta del 2 % a medio término.

A corto plazo, sin embargo, el BCE espera que la inflación siga elevada y ve riesgo de que sea aún mayor de lo previsto "si las presiones de precios se traducen en aumentos de salario más altos de lo anticipado, o la economía retorna más rápido a su capacidad total".

La variante ómicron del coronavirus, los altos precios de la energía y los problemas de suministros harán además que el crecimiento sea algo más lento en el primer trimestre del año.

El aumento de la inflación había generado expectativas de una posible retirada de estímulos por parte del BCE más temprana de lo previsto, lo que en los últimos días provocó aumentos de las rentabilidades de la deuda soberana en la eurozona.