Una misión del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, visitó Nicosia entre el 17 y el 31 de julio para la primera revisión trimestral del programa.
Según el comunicado "los objetivos del programa son la restauración de la estabilidad del sector financiero, el fortalecimiento de las finanzas públicas, y la adopción de reformas estructurales que apoyen el crecimiento de largo plazo protegiendo al mismo tiempo el bienestar de la población".
La evaluación general de la misión fue que "el programa está bien encaminado y todas las metas fiscales se han alcanzado como resultado de significativas medidas de consolidación fiscal y una ejecución prudente del presupuesto".
Los funcionarios del FMI concluyeron que las autoridades chipriotas "han dado pasos decisivos para estabilizar el sector financiero y ya han empezado a relajar, gradualmente, las restricciones de depósitos y los controles de capital".
Pero "sigue habiendo riesgos sustanciales", advirtió el comunicado añadiendo que "la aplicación plena y oportuna de la política es esencial para el éxito del programa".
El panorama económico de corto plazo en Chipre "sigue siendo difícil y está sujeto a considerables incertidumbres".
Los indicadores más recientes sustentan las proyecciones del programa según las cuales habrá una contracción de la producción de alrededor del 13 por ciento acumulado durante 2013 y 2014.
"Algo que es alentador es la mejoría de los indicadores de confianza comparado con sus puntos más bajos en abril", añadió el comunicado. "Pero el mercado laboral se ha debilitado más que lo anticipado y ha seguido creciendo el desempleo".
"Se espera que el crecimiento se recupere modestamente a partir de 2015 impulsado por los servicios no financieros", según el comunicado.
"A más largo plazo la política fiscal del gobierno (de Chipre) sigue apoyándose en el logro de un superávit fiscal primario del 4 por ciento del producto interior bruto hacia 2018, lo cual es necesario para colocar la deuda pública en rumbo a una reducción firme", agregó.