El T-MEC entra en efecto en medio de la crisis del coronavirus

El nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que reemplazó este miércoles al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994, presenta varios cambios importantes en un flujo comercial entre los tres países que asciende a un valor de unos 1.2 billones de dólares.

3c13f839e5524ee45748460a664e52f30a97e896w.jpg

Este acuerdo llevará a los tres países a modernizar su relación comercial al incluir temas como la facilitación del comercio electrónico y el almacenamiento de datos, pero también elevará los costes en el sector automotriz de Norteamérica.

Este acuerdo llevará a los tres países a modernizar su relación comercial al incluir temas como la facilitación del comercio electrónico y el almacenamiento de datos, pero también elevará los costes en el sector automotriz de Norteamérica.

Los tres países firmantes del TLCAN rubricaron el T-MEC en noviembre de 2018, pero el proceso de ratificación se alargó más de un año en Estados Unidos debido a las dudas sobre las garantías de aplicación de los estándares medioambientales y laborales, y no ha sido hasta hoy, en medio de la pandemia del coronavirus, que ha arrancado oficialmente.

FIN A LA INCERTIDUMBRE NORTEAMERICANA

Con su entrada en vigor, el T-MEC pone fin a una etapa de incertidumbre entre los tres países que empezó cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que iba a cancelar el antiguo TLCAN en la primera etapa de su Presidencia.

"La implementación del T-MEC elimina la nube de incertidumbre que se ha estado cerniendo sobre la economía de América del Norte desde que Donald Trump comenzó a amenazar con retirarse del TLCAN durante la campaña presidencial en 2016", consideró Christopher Wilson, subdirector del Instituto México del Centro Wilson, en declaraciones a Efe.

A partir de ahora, Wilson dijo que espera que temas como la integración energética, el espíritu empresarial, la innovación y el desarrollo de la fuerza laboral "pasen a formar parte de la agenda regional norteamericana".

REFUERZO A LAS DAÑADAS CADENAS DE SUMINISTRO

Por otro lado, la puesta en marcha de este pacto comercial llega en un contexto en el que la pandemia del coronavirus ha afectado en gran medida las cadenas de suministro de los tres países y las comunes entre ellos.

Es por eso que Steve Liston, director de la organización empresarial estadounidense AS/COA, centrada en el desarrollo del continente, argumentó que "es importante recordar que este es un acuerdo y proceso a largo plazo".

"La integración de América del Norte es realmente parte de la respuesta a uno de los problemas que tenemos, que es la capacidad de recuperación de la cadena de suministro, por lo que el acuerdo ayudará a garantizar que podamos mantener los suministros de productos críticos", subrayó en una nota a sus clientes.

Pese a ese mensaje, el lanzamiento del T-MEC coincide con un descenso del volumen del comercio mundial, la eliminación de puestos de trabajo en los tres países y con unas previsiones de contracción en toda la región norteamericana, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

UN TLCAN RENOVADO

El nuevo pacto comercial tiene como referencia el antiguo TLCAN, por lo que conserva gran parte de las medidas de libre comercio en América del Norte ya establecidas en 1994 y ahora renovadas.

"El T-MEC es un 90 por ciento igual que el TLCAN: garantiza el libre comercio en América del Norte. No obstante, actualiza temas como las reglas de comercio digital para el siglo XXI, pero a cambio también impone reglas del sector automotriz que probablemente son un paso atrás", analizó Wilson.

Y es que por primera vez hay un capítulo completo sobre libre comercio digital en un pacto de este tipo. En él se prohíben los aranceles de importación y otros cargos sobre productos digitales transmitidos electrónicamente, el tratamiento discriminatorio de las transferencias de datos transfronterizas y la localización forzada de datos.

Entre las nuevas normas, el T-MEC establece que el 75 % de la producción de los automóviles debe ser con productos norteamericanos; que entre el 40 % y el 45 % tiene que ser elaborado por trabajadores que ganen por lo menos 16 dólares la hora; y que el 70 % del acero y aluminio utilizados sean también de Norteamérica.

De acuerdo a varias encuestas publicadas al respecto, la mayoría de los fabricantes de vehículos cree que estas medidas incrementarán sus costes, pero que a largo plazo serán positivas para las compañías de la industria.

Respecto al sector primario, los agricultores estadounidenses tendrán un mejor acceso a Canadá, que acordó aumentar sus cuotas libres de aranceles para productos lácteos, avícolas y de huevo bajo su régimen de gestión de suministro.