La economía del euro mantiene el ritmo en el tercer trimestre al crecer 0.2 %

El Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona aumentó un 0.2 % entre julio y septiembre, con lo que persiste el crecimiento moderado que registró en el segundo trimestre gracias a que Alemania ha esquivado la recesión técnica y el resto de grandes países han mantenido los avances.

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La tasa de crecimiento en la eurozona es la misma que en el trimestre previo, mientras que en el conjunto de la Unión Europea (UE) el PIB avanzó el 0.3 %, una décima más que en el periodo anterior, según los datos revisados difundidos este jueves por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.

Las cifras, que confirman las estimaciones preliminares de la agencia comunitaria, son algo mejor de lo esperado por los analistas y revelan que la ralentización económica en la eurozona persiste pero no ha llegado todavía al punto de estancamiento del PIB.

Las tensiones comerciales, que han perjudicado las exportaciones, la incertidumbre por el "brexit" y la debilidad del sector manufacturero están detrás de una desaceleración que -coinciden los expertos- no se convertirá en recesión pero está sujeta a riesgos a la baja.

Pese a ello, entre julio y septiembre, las principales potencias del euro han mantenido el tipo y, en particular, Alemania ha logrado esquivar, en contra de los pronósticos, la recesión técnica gracias al empuje de su demanda interna y un notable aumento de las exportaciones.

La principal economía de la moneda única registró un avance del 0.1 % de su PIB entre julio y septiembre, evitando así encadenar dos trimestres de caídas -lo que se define como recesión técnica- tras haber visto contraerse su economía un 0.2 % en el segundo trimestre del año.

En cuanto al resto de las grandes, el crecimiento trimestral fue del 0.4 % en España, del 0.3 % en Francia, del 0.1 % en Italia y del 0.4 % en Holanda, en todos los casos la misma cota registrada en el segundo trimestre.

La confianza de consumidores y empresarios en la eurozona ha venido cayendo en los últimos meses -1.4 puntos en septiembre-, conforme las instituciones internacionales han revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento confirmando que la desaceleración será más larga de lo previsto.

La Comisión Europea espera que la eurozona crezca un 1.1 % este año y suaviza el repunte previsto para 2020 al 1.2 %.

Bruselas ha avisado de que la economía dependerá sobre todo del apoyo de la demanda interna -y por ende del mercado de trabajo- y de que las sombras en el horizonte vienen sobre todo por la incertidumbre global, pero también por la posibilidad de que la debilidad en el sector manufacturero se extienda al de servicios.

Sin embargo, la posibilidad de que China y EEUU lleguen a una cuerdo que rebaje la tensión comercial, de que Washington retrase los aranceles al automóvil y el menor riesgo de un "brexit" sin acuerdo, dan "razones para ser más optimistas que en las últimas semanas", según el analista de ING Marcel Klok.

En el conjunto de la UE, el crecimiento en el trimestre estuvo liderado por los países del este, en concreto Polonia (1.3 %) y Hungría (1.1 %), mientras que el PIB del Reino Unido subió un 0.3 % y a la cola se situaron Alemania, Italia, Lituania y Austria (todas 0.1 %).

Por su parte, la creación de empleo entre julio y septiembre se ralentizó en comparación con el segundo trimestre del año: la ocupación aumentó un 0.1 % tanto en la eurozona como en la UE, por debajo del 0.2 % y 0.3 % que marcó, respectivamente, el trimestre previo.

En comparación con el tercer trimestre de 2018, el empleo aumentó un 1 % en la eurozona y un 0.9 % en la UE, según los datos difundidos por Eurostat.

Entre abril y julio el incremento había sido del 1.2 % y del 1 %, respectivamente.

Estas cifras son coherentes con la ralentización de la creación de empleo que prevé la Comisión Europea en la eurozona, al 1.1 % en 2019 y al 0.5 % en 2020, y en la UE, al 0.1 % y 0.5 %, respectivamente.

Con todo, Bruselas espera que el mercado laboral siga resistiendo pese al débil crecimiento y sea uno de los soportes de la economía europea.