La UE establecerá un cortafuegos para la liquidación de bancos

Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona acordaron anoche la creación de un cortafuegos o mecanismo al que poder recurrir en el futuro si durante la liquidación de bancos se agota el fondo de resolución único financiado por las entidades que estará en vigor los próximos años.

A este cortafuegos sólo se recurrirá en último caso y en él podrá intervenir el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), aunque también "otros instrumentos alternativos", reveló hoy el ministro español de Economía, Luis de Guindos.

"Se ha querido establecer varias posibilidades, no cerrarse a una alternativa concreta. La fórmula que se ha buscado de red de seguridad incluye al MEDE pero también otras fórmulas alternativas", afirmó De Guindos a la entrada al consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (ECOFIN).

Para llegar a utilizar el cortafuegos habrá que agotar primero el resto de vías, es decir, que los accionistas y bonistas senior respondan por el banco y que éste pida ayuda a su fondo de resolución nacional, o al fondo de resolución único, cuando éste quede establecido por completo, en 2026. Para entonces, el fondo de resolución único contará con 55,000 millones de euros aportados por los bancos europeos.

Durante la reunión de hoy -que podría prolongarse hasta la noche- el Ecofin intentará cerrar los detalles del Mecanismo Único de Resolución (MUR), el segundo pilar de la Unión Bancaria, para que los jefes de Estado y de gobierno de los 28 puedan ratificarlo durante la cumbre que celebran en Bruselas mañana y el viernes.

Uno de los objetivos del MUR es evitar que los contribuyentes tengan que volver a pagar un rescate a los bancos, para lo que se establecerá el fondo de resolución único financiado por el sector bancario, que comenzará a funcionar en 2016, aunque de forma gradual.

Por presiones de Alemania, dicho fondo estará dividido al principio en compartimentos nacionales. Es decir, durante los primeros años habrá fondos de resolución nacionales que responderán en primer lugar por los bancos de sus países en apuros.

Si es necesario, se podrán pedir también préstamos a los fondos nacionales de otros países. Cada año, hasta 2026, irá reduciéndose en un 10 por ciento la cantidad de ayuda que pueden prestar a sus bancos los fondos nacionales y aumentando en un porcentaje similar la que corresponde al Fondo Único en ciernes.

En la reunión del Ecofin celebrada la semana pasada se llegó a un acuerdo inicial sobre quién tendrá la capacidad de decidir que un banco debe ser desmantelado o reestructurado y cómo hacerlo.

La Comisión Europea, el órgano Ejecutivo de la UE, ha peleado por tener dicha competencia, y el martes el Parlamento Europeo apuntó también su preferencia por esa fórmula.

Sin embargo, Berlín se opuso desde el principio a esa fórmula y finalmente todo apunta a que la capacidad de decisión recaerá en última instancia sobre el Consejo Europeo, o lo que es lo mismo, sobre los gobiernos nacionales.

La decisión la tomará previsiblemente una Autoridad Única de Resolución, que estará formada por un consejo ejecutivo y otro supervisor en los que la Comisión Europea y el BCE tendrán sólo función de observadores y de limitado control.

La Comisión estudiará las decisiones de la Autoridad Única y si no está de acuerdo con alguna enviará un informe al Consejo Europeo, formado por los 28 gobiernos nacionales. Éste podrá oponerse a la decisión de la Autoridad de Resolución, pedir que la enmiende o dejarla como está. Es decir, la última palabra la tendrían los gobiernos nacionales.

Hace meses ya fue acordada la creación de un supervisor bancario único, la primera pata de la Unión Bancaria. La función recaerá en el Banco Central Europeo, que vigilará a los 128 mayores bancos de la zona euro.