El grupo de inversión Japan Industrial Partners (JIP), que lidera el consorcio, habría presentado formalmente una propuesta de compra dentro del plazo estipulado por Toshiba, que vencía en la víspera, pero no habría conseguido un compromiso formal de las entidades financieras avales que la empresa había solicitado, según filtraciones de las negociaciones adelantadas por el diario Nikkei.
El grupo, conformado por más de diez empresas japonesas que querrían invertir, habría asegurado 1 billón de yenes (unos 6,800 millones de yenes) para la compra, cuya oferta asciende a 2.2 billones de yenes (cerca de unos 15,000 millones de euros).
El resto de los fondos será financiado a través de préstamos e inversiones de capital de instituciones financieras, sin derecho a voto, cuyo apoyo todavía no ha sido asegurado, según el diario.
Japan Industrial Partners fue seleccionado en octubre como ofertante preferente para comprar el deficitario conglomerado y desde entonces ha estado evaluando los activos de la empresa, sumida en una profunda crisis entre su directiva y sus inversores.
JIP habría decidido presentar formalmente una oferta de compra mientras sigue negociando los avales financieros, con vistas a dejar este asunto cerrado a finales de noviembre, añadió el citado medio.
Estas informaciones fueron acogidas aparentemente con escepticismo por los inversores de Toshiba, que anotaba en el descanso bursátil cuantiosas pérdidas, frente al avance generalizado en el mercado, que se situaba en la media sesión en su mejor nivel en dos meses.
Las desavenencias sobre el futuro de la dirección, que algunos buscan mantener y otros renovar, estaría dificultando la salida adelante de la compra, según filtraciones a medios locales.
La complicada situación de Toshiba comenzó en la década pasada, tras salir a la luz un escándalo de manipulación contable a gran escala, seguido por el impacto de unas pérdidas masivas en su negocio nuclear de las que no termina de recuperarse.