"Fatty", la historia ilustrada de una enorme estrella y un enorme error

Fue el primer gran escándalo de Hollywood y, posiblemente, también el primer gran error. Roscoe Arbuckle era el rey de la comedia del cine mudo pero cayó en desgracia por una falsa acusación, como señala "Fatty", una novela gráfica que demuestra la complejidad de un caso que conmocionó a la sociedad estadounidense.

Etiquetas: 

fd643dbc7aa5039b2b9deecfa0b5377e7c9157c7miniw.jpg

Ilustración de "Fatty. El primer rey de Hollywood", de Julien Frey (guionista) y Pep Nadar (dibujante). EFE/CEDIDA POR ASTIBERRI.

Han pasado cien años desde que a Arbuckle, más conocido como 'Fatty' (gordito), le acusaran de violar y provocar la muerte de la actriz Virginia Rappe en el hotel St Francis de San Francisco en septiembre de 1921. Hasta se llegó a decir que la joven había muerto aplastada bajo el peso del cómico. Tras tres procesos judiciales, se le declaró inocente.

"Pero su nombre quedó manchado y siempre planeó la sombra de la duda sobre él", señala a EFE Julien Frey, autor de "Fatty. El primer rey de Hollywood" (Astiberri), junto al dibujante Pep Nadar, un libro que traza una completa semblanza de Arbuckle y de la posición en la que se encontraba antes, durante y después del escándalo.

Fatty era más conocido que Buster Keaton y Charlie Chaplin, que aprendieron de él los mejores trucos para la comedia y fue el primer actor en ganar un millón de dólares al año. En su vida personal era un juerguista y un mujeriego. Pero también un caballero y un amigo generoso.

"No me ha gustado nada que en el dossier de prensa se hable de 'la vida libertina de Roscoe'", señala Frey, que asegura que Arbuckle tuvo muy pocas relaciones sexuales pero que le gustaba mucho la fiesta y beber, lo que le perjudicó durante los tres largos procesos judiciales a los que se le sometió.

"Fue absuelto por la Justicia pero no por la población", explica el escritor y guionista, que conoció la historia de Fatty en su época universitaria y que la recuperó hace unos años cuando su hija le preguntó por el cómico, lo que le hizo volver a unos hechos que no conocía en detalle.

Y lo convirtió en su tercer trabajo con el dibujante español Pep Nadar, con el que ya había colaborado en "El cineasta" (2020) y "Justin" (2021).

Una historia complicada de contar en tiempos del "Me Too", como reconoce Frey, que sin embargo cree que es el mejor momento para lanzarla porque justamente quiere llamar la atención sobre "que el Me Too es muy útil, pero que la Justicia va muy lenta".

Hay gente culpable y gente inocente, remarca el autor, que en el libro retrata las maniobras del gran magnate de los medios de la época, William Randolph Hearst, para hacer parecer culpable a Arbuckle y así ganar más dinero con sus periódicos.

Frente a los ataques, Arbuckle tuvo amigos como Buster Keaton, que siempre permaneció a su lado y que incluso tenía una foto de Fatty en su despacho.

Por eso Frey decidió hacer de Keaton el narrador de "Fatty", una novela en la que los personajes más conocidos son claramente reconocibles en los dibujos creados por Nadar, que ha utilizado un estilo depurado y clásico en el que ha buscado replicar los movimientos consecutivos de las películas de cine mudo.

"Fue mi mayor reto como dibujante", reconoce Nadar a EFE, porque "el cómic crea ilusión de movimiento pero es estático" mientras que el cine mudo se caracterizaba por la comedia física y el movimiento continuo. Por eso trabajó mucho ese aspecto del libro para que el lector se sumergiera fácilmente en la historia y en la época.

Una época luminosa, de mucha efervescencia creativa y llena de diversión, de un cine de talante cómico y popular, que necesitaba color frente a los trabajos anteriores de Frey y Nadar, realizados en blanco y negro.

El guionista y el dibujante comienzan sus proyectos con un trabajo conjunto para buscar el lenguaje común con el que contar la historia. Nadar realiza después un primer esbozo y debate con Frey los cambios necesarios para lograr un estilo narrativo que sea "un poco de los dos" y en el que no prevalezca una voz sobre otra.

Lo que tenían ambos muy claro es que había que recuperar la historia de un hombre que pasó de estrella a apestado y cuya carrera nunca se recuperó pese a que el tercer juicio, en 1922, pusiera de relevancia la cantidad de errores que se habían cometido en los dos procesos anteriores.

El jurado de aquel tercer juicio hasta escribió una disculpa reconociendo que no había ni la más mínima prueba que relacionara a Arbuckle con la muerte de Rappe. Pero no fue suficiente. Y el actor falleció en 1933 con solo 46 años, en el día en el que había firmado un contrato con la Warner para realizar un largometraje.

La censura y el establishment de la época "hicieron muy bien su trabajo" y su nombre desapareció de la historia del cine, asegura Nadar.

Y Frey apunta que es una historia muy relevante en nuestros días, en la que se mezclan "los medios serios y los que no lo son en las redes". "A veces vamos demasiado rápido y hay que desconfiar de las apariencias", agrega el autor, para quien en el fondo su libro es una historia de amistad, la de Fatty y Keaton.