Durante siglos los alquimistas intentaron encontrar una "piedra filosofal" capaz de convertir el plomo en oro, una transmutación que finalmente se ha logrado, aunque a niveles subatómicos y en una fracción de segundo, en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN).
El sueño de los alquimistas hecho realidad: el CERN logra que el plomo se transmute en oro
