El apresurado ritmo de la vida cotidiana nos dificulta cuidar con esmero la salud de nuestros pies y uñas. Quizás solo les proporcionamos atención cuando vamos a lucir algún calzado descubierto o se aproximan las vacaciones en la playa. Recuerda que además, el sol y el calor pueden resecarlos, motivo de más para protegerlos.