Johan Maurits, gobernador del Brasil neerlandés del siglo XVII, fue vital para el comercio transatlántico de esclavos y la explotación de plantaciones de azúcar, que le daban ganancias millonarias que invirtió en la construcción del Mauritshuis, su casa en La Haya y hoy un importante museo de Países Bajos obligado a afrontar la polémica.