Así lo ha asegurado en una entrevista en la televisión pública RTBF la ministra del Interior, Joëlle Milquet, quien ha explicado que el agresor entró en la mezquita y profirió consignas vinculadas al conflicto sirio.
"Se trataría de un problema entre suníes y chiíes, pero me mantengo prudente, porque la Justicia debe aún confirmar una serie de cosas", ha señalado la ministra.
Según Milquet, el Gobierno "no tolerará en su territorio este tipo de actos y la importación de un conflicto de este tipo".
"Vamos a tomar medidas necesarias en los próximos días, tanto en términos de protección como en términos de análisis de riesgos", ha asegurado.
Los medios de comunicación señalaban ya también a primera hora de la mañana la pista de un posible conflicto entre confesiones.
"¿Acto antichií?", se preguntan en sus titulares "Le Soir" y "La Libre Belgique", dos de los principales periódicos del país.
El autor del atentado, que prendió fuego a la mezquita con gasolina y cócteles molotov y fue retenido por personas presentes en la zona hasta que llegó la Policía, se ha declarado hoy como "musulmán" en su primera comparecencia ante el juez y aseguró estar en situación ilegal en Bélgica, según los medios.
El sospechoso -de origen norteafricano- sería miembro de "movimientos muy radicales", según dijo Milquet.
Fuentes policiales han asegurado que todas las pistas están abiertas y no descartan que pueda tratarse de un perturbado que actuó solo.
Representantes de la comunidad musulmana belga apuntaron ya ayer a un movimiento salafista suní como responsable del atentado.
"El centro islámico Rida, que es la mezquita chií más importante de Bruselas, ya había estado bajo protección policial hace años" por las amenazas de salafistas, explicó la presidenta al Ejecutivo Musulmán de Bélgica, Isabelle Praile.
El alcalde del distrito de Anderlecht -en el que está la mezquita-, Gaëtan Van Goidsenhoven, se reunió con representantes de templos chiíes y suníes de la zona, que condenaron conjuntamente el ataque.
Bruselas tiene una importante población musulmana, en especial en barrios como Anderlecht, que concentran a gran parte de la inmigración de origen norteafricano.
Ayer, el imán de la mezquita, Abdallah Dadou, falleció intoxicado por el humo, tras intentar apagar las llamas que se propagaron por el edificio, en el que en esos momentos había una decena de personas.
Inmediatamente después, más de un centenar de fieles se concentraron ante el templo para llorar su muerte.
El supuesto autor de los hechos, que iba armado con cuchillos y un hacha, ha comparecido hoy por primera vez ante la Justicia, que le acusa de incendio voluntario de un lugar habitado y de provocar el fallecimiento de una persona.