Además advirtió que si se añade a dicho encarecimiento, la pérdida del poder de compra de los salarios, el panorama se complica para los trabajadores.
“No hay que soslayar que, adicionalmente al difícil panorama económico, se añaden otros elementos que abonan al pesimismo sobre el futuro: el aumento de la inseguridad e impunidad, que ya no sólo se concentra en algunas regiones, sino que se ha generalizado y diversificado”, indicó.
Otro factor relevante que impactará a la economía familiar es la inflación, que en la primera quincena de mayo alcanzó el 6.17 por ciento, el nivel más elevado en 16 años según datos del Inegi, señaló la coordinadora.
Padierna Luna recordó que el tipo de cambio ha tenido una enorme volatilidad en los últimos meses; sin embargo, la depreciación entre diciembre de 2015 y mayo de 2016 fue de 6.4% mientras que entre diciembre de 2016 y mayo de 2017, el peso se ha apreciado en 8.0%.
“Los efectos de la depreciación en la inflación no se dan de manera inmediata, por lo que parte del incremento de los precios durante los primeros cuatro meses del año, pudiera estar reflejando la devaluación de meses anteriores”, afirmó.
La coordinadora parlamentaria recordó el desorbitarte aumento de los precios de los combustibles y de algunos productos agropecuarios (inflación subyacente), que acumulan 7.84% en lo que va del año.
“Por otra parte, la inflación subyacente se ha acelerado: 4.72% en enero, 4.86% en febrero, 5.35% en marzo y 5.82% en abril y los analistas estiman que cerrará el año en 4.78%; es decir, que ya no se seguirá acelerando, pero se mantendrá por arriba del objetivo del Banco de México”, agregó.
A consideración de la senadora perredista, el desbordamiento de la inflación puede ser un fenómeno no tan transitorio como lo había pronosticado el Banco de México a principios del año.
Dolores Padierna recordó que en lo que va de 2017, el Banco de México ha incrementado la tasa objetivo en tres ocasiones, pasando de 5.75% el 16 de diciembre de 2016 a 6.75% el 18 de mayo de 2017.
Estos incrementos están vinculados principalmente al desbordamiento de la inflación, ya que el diferencial entre la tasa objetivo y la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) se ha incrementado de 3.0% en noviembre de 2015 a 5.0% en mayo de 2017, es decir, no ha habido una correlación entre los movimientos de las tasas.