El mundo no puede dar la espalda al Congo, dice la comisaria europea de Ayuda

El mundo debe prestar más atención a la "olvidada crisis" de la República Democrática del Congo (RDC), donde siguen abiertas las heridas de la guerra, según la comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva.

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La comisaria europea para la Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a Crisis, Kristalina Georgieva.

"La República Democrática del Congo es uno de los lugares del planeta que ha sido olvidado", lamenta Georgieva, en una entrevista con Efe durante su visita de esta semana a la RDC para supervisar proyectos humanitarios financiados por la Unión Europea (UE).

El país -el segundo más grande de África- aún afronta un difícil proceso de paz tras la Segunda Guerra del Congo (1998-2003), que implicó a varias naciones y acarreó el despliegue de la mayor fuerza internacional de paz de la ONU (MONUSCO), con unos 22.000 militares.

Desde entonces, más de cinco millones de personas han muerto por la contienda y sus secuelas, que se dejan sentir hoy en el noreste del país, donde grupos rebeldes ocultos en la selva y el Ejército congoleño mantienen viva la llama del conflicto, que aterroriza a la población, víctima de numerosas violaciones de derechos humanos.

Como afirma la comisaria, la RDC todavía atraviesa "una fase en la que no se puede decir que este es un país postconflicto, porque el conflicto sigue activo", de ahí que "el foco de la comunidad internacional deba fijarse en crear seguridad y estabilidad".

A su juicio, "la reforma de la seguridad en el país debe efectuarse con un claro objetivo: proteger a la población civil".

Además, subraya, la situación ha generado "una de las emergencias más duraderas del mundo", pues "aún hay 1,7 millones de personas desplazadas (internamente). Más de cinco millones necesitan ayuda. Un millón de niños están malnutridos en un país que, de hecho, es rico" en recursos minerales.

Durante su visita, la titular europea de Ayuda Humanitaria ha palpado esa realidad en lugares como la remota localidad de Kakemenge, situada en la conflictiva provincia de Kivu del Sur (este) y difícilmente accesible por tierra.

En esa provincia, comenta, "las necesidades son todavía grandes. E incluso pueden aumentar, porque existe en Kivu mucha preocupación por el incremento de desplazados y de la inseguridad".

Georgieva está convencida de que "la asistencia humanitaria es absolutamente necesaria", pues, de momento, es "un sustituto del desarrollo" que tanto necesita el país pero que no acaba de llegar.

Por eso, la UE -mayor donante internacional en la RDC- destinará este año cuatro millones de euros a la adquisición de helicópteros para distribuir ayuda hasta sitios tan remotos como Kakemenge.

Ese montante eleva la asistencia humanitaria de la UE a la República Democrática del Congo a más de 60 millones de euros en 2012, gran parte de cuyos fondos se invierten en las provincias de Kivu del Sur y Kivu del Norte.

En su viaje a la RDC, Georgieva también se ha mostrado especialmente sensibilizada con el problema de los abusos sexuales que sufren las mujeres en ese país, considerado la capital mundial de la violación, y que ha empeorado con la guerra.

"El conflicto ha creado esta horrible tragedia de usar la violación como un arma de guerra", dice la comisaria, quien visitó este jueves el Hospital de Panzi en Bukavu, capital de Kivu del Sur, especializado en tratar a mujeres víctimas de la violencia sexual.

En su opinión, la fortaleza de estas mujeres -miles han sido violadas por grupos rebeldes armados y el propio Ejército congoleño- frente a la guerra, la agresión sexual y la pobreza representa "una lección de dignidad humana".

El drama de esas mujeres constituye un ejemplo más de las "tremendas dificultades" que afronta la RDC, donde -según Georgieva- la comunidad internacional tiene la obligación de "seguir haciendo más".