La amante del exdirector de la CIA pierde el privilegio de acceso a datos oficiales

Paula Broadwell, la amante del exdirector de CIA David Petraeus, fue privada de su privilegio de acceso a la información gubernamental mientras se investiga el escándalo que ha salpicado a dos de los generales más respetados de Estados Unidos

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Imagen de archivo del exdirector de CIA David Petraeus.

Según indicaron fuentes del Gobierno estadounidense a la cadena CNN, la mujer, militar en la reserva y biógrafa de Petraeus, tenía cierto nivel de acceso a documentos oficiales.

Los investigadores hallaron información clasificada en uno de las computadoras de Broadwell, cuya casa en Charlotte (Carolina del Norte) fue registrada por agentes, aunque no se ha determinado aún si esa información podía poner en riesgo la seguridad nacional.

Broadwell, graduada en la academia militar de West Point, fue oficial de inteligencia de las Fuerzas Armadas y tenía ciertos privilegios de acceso a información, aunque es habitual que se le suspendan a una persona que está siendo investigada.

John Nagl, un oficial militar retirado que trabajó durante años con Petraeus, dijo haberse comunicado recientemente con el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) quien le autorizó a decir que nunca ha compartido información clasificada con Broadwell.

La semana pasada, Petraeus presentó su renuncia, que fue aceptada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y comunicada el viernes, por haber mantenido una relación extramatrimonial que, en su opinión, era incompatible con el cargo de jefe de inteligencia.

Según medios estadounidenses, Broadwell mantenía correspondencia con Petraeus a través de una cuenta de Gmail a la que ambos tenían acceso.

El FBI comenzó a descubrir el romance entre ambos, casados y con hijos, cuando Jill Kelley, que organizaba en Tampa eventos sociales con militares, denunció que estaba recibiendo correos anónimos amenazantes ante un conocido que trabajaba en la Oficina de Federal de Investigación.

La búsqueda reveló que Broadwell estaba detrás de esos correos.

El escándalo ha salpicado al comandante de las tropas aliadas en Afganistán, el general John Allen, cuya designación como máxima autoridad militar de la OTAN en Europa ha quedado suspendida mientras se investiga su implicación.

Los investigadores aseguran que han revisado hasta 30.000 páginas que contienen mensajes "inapropiados" de Allen a Kelley, que él y Petraeus conocían de cuando coincidieron en Tampa, sede del Mando Central de Estados Unido