Propuso abrogar de sus leyes orgánicas las misiones generales relativas a garantizar la seguridad interior, realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país y, en caso de desastre, prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de zonas afectadas.
En caso de aprobarse su iniciativa, la Armada de México dejaría de ser una institución militar nacional, de carácter permanente, cuya misión es emplear el poder naval de la Federación para la defensa exterior y coadyuvar en la seguridad interior del país.
Sansores San Román explicó que el devenir histórico de México ha desarrollado un ciclo perverso de militarización-desmilitarización-remilitarización que debe ser revertido “a través de una despolitización del Ejército” y su debida sujeción al cauce institucional.
En su opinión, el cuerpo militar “sería el primer beneficiario”, pues paulatinamente podría abandonar los compromisos ligados antaño al “orden interno” y ello haría posible su exacta profesionalización; es decir, abocarse al cumplimiento constitucional contemplado en el Plan DN-I que corresponde a la defensa nacional.
Señaló que con su propuesta el cuerpo castrense podrá dejar de lado aquellas misiones que, por mandato constitucional, son de la exclusiva competencia de la autoridad civil.
La iniciativa que reforma los artículos primero de las leyes orgánicas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, y de la Armada de México, fue turnada a las comisiones unidas de Defensa Nacional y de Estudios Legislativos Segunda.