Sudáfrica supera los 10,000 muertos por COVID-19 con 550,000 contagios

Sudáfrica acumula ya más de 10,000 muertos por culpa de la COVID-19 entre un total de algo más de 550,000 casos, cifras que mantienen a esta nación austral entre las cinco más golpeadas por la pandemia en todo el mundo, si bien las tendencias de contagio comienzan a experimentar una leve mejora.

En concreto, según el último informe difundido anoche por el Ministerio de Sanidad sudafricano, el país suma ya 553.188 contagios, entre los cuales 10.210 resultaron en fallecimiento y 404.568 son ya pacientes dados de alta.

El gran epicentro sigue siendo la provincia de Gauteng -que alberga la capital, Pretoria, y el corazón financiero del país, Johannesburgo-, con 190.999 casos.

Pese a las abultadas cifras, durante este mes de agosto se empiezan a ver las primeras señales de mejora de las tendencias de contagio.

De hecho, en los últimos días, el país cuenta unos 7.000-8.000 casos nuevos cada jornada, lejos de los 13.000 que había estado marcando diariamente en los peores momentos.

"Aunque seamos cautamente optimistas, es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas respecto a la caída observada (...) Solo lo sabremos con seguridad cuando haya una bajada significativa durante un tiempo", advirtió esta semana el ministro de Sanidad, Zweli Mkhize, en una comparecencia de prensa virtual.

La letalidad del coronavirus en Sudáfrica, de acuerdo a las cifras oficiales, se mantiene en casi la mitad de la media global (1,85 %, mientras que la global ronda el 4 %), pero en el país hay dudas sobre si realmente se está contando bien el número de fallecidos.

Las dudas vienen, igual que ocurre en muchos otros países, al comparar el dato oficial con los estudios de excesos de muertes.

Según el último informe del Consejo Sudafricano de Investigación Médica (SAMRC, siglas en inglés), solo entre el 6 de mayo y el 28 de julio Sudáfrica contó 28.329 muertes más de lo que se hubiera proyectado normalmente en base a las tendencias históricas del pasado sin coronavirus.

El reparto geográfico de ese exceso de muertes coincide, además, con el nivel mayor o menor nivel de impacto de la pandemia según la provincia, dejando poco margen de dudas sobre su relación con la pandemia.

CORRUPCIÓN TAMBIÉN CON LA PANDEMIA

Más allá del propio coronavirus, el gran debate estos días se centra en cómo se están usando los recursos de lucha contra la pandemia, con sospechas de corrupción y escándalos que afectan a figuras políticas de alto perfil, incluida la portavoz de la Presidencia.

Afectan desde a las raciones de comida para los más pobres que dirigentes locales roban y no llegan a sus destinatarios, hasta a las licitaciones, potencialmente irregulares, para suministrar equipos de protección para los sanitarios.

El propio jefe de Estado, Cyril Ramaphosa, ha reconocido que se están viendo mucha corrupción, una plaga que lastra desde hace años el normal funcionamiento del país y de su economía y que tiene en su corazón mismo al oficialista Congreso Nacional Africano (CNA, gobernante en Sudáfrica desde la llegada de la democracia en 1994).

"Intentar sacar provecho de un desastre que se está llevando las vidas de nuestra gente cada día es una acción de carroñeros. Es como una manada de hienas rodeando una presa herida", lamentó a comienzos de agosto Ramaphosa.

Sin embargo, en una Sudáfrica que se enfrenta a su peor recesión económica en casi un siglo, con cifras de paro que ya estaban en el 30 % antes de la pandemia y con niveles de hambre y pobreza disparados por la paralización del confinamiento, el malestar social cada vez es más grande y crecen los reproches contra Ramaphosa porque su compromiso con la corrupción se queda en palabras.