Unión bancaria y giro energético, grandes desafíos de Merkel

La segunda "gran coalición" de conservadores y socialdemócratas al mando de la canciller alemana Angela Merkel deberá afrontar importantes desafíos como la concreción de la unión bancaria en Europa y la transición energética hacia las fuentes renovables.

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La canciller alemana, Angela Merkel.

Debido a la campaña electoral y a la más larga fase de negociaciones para formar gobierno en la historia del país, proyectos importantes como la UNIÓN BANCARIA EUROPEA quedaron congelados durante casi un año.

Ahora, con el nuevo gobierno alemán, los europeos apremian para una pronta definición sobre el mecanismo de liquidación de bancos para asistir a las entidades en crisis.

Según trascendió del último encuentro de titulares de Finanzas europeos, Alemania consiguió retrasar durante diez años la creación de un fondo común de unos 55.000 millones de euros (75.800 millones de dólares) y que una Autoridad Única de Resolución y no la Comisión Europea decida si un banco debe ser desmantelado o reestructurado.

El antiguo y nuevo ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, negociará mañana en Bruselas con sus colegas europeos los detalles, que serán presentados al Consejo Europeo esta misma semana.

A nivel interno, la RECONVERSIÓN ENERGÉTICA es la tarea ciclopea que espera al vicecanciller y titular del nuevo "superministerio" de Economía y Energía, el líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel.

El abandono de la energía nuclear en favor de las fuentes regenerativas fue resuelta de forma sorpresiva por Merkel tras el desastre nuclear en Japón. El proyecto avanza con mucha dificultad por los reparos de la industria a un fuerte aumento de los precios y ante la resistencia de las comunas al tendido de nuevas redes que transmitan la energía eólica generada en el norte hacia el industrializado sur del país.

Gabriel puede echar mano de su experiencia como ministro de Medio Ambiente de la "gran coalición" anterior y planea nombrar subsecretario a Rainer Baake, un político de Los Verdes que trabajó bajo el ministro de Medio Ambiente Jürgen Trittin y dirige un "think tank" autor de una propuesta de reforma de la ley de energías renovables.

El nuevo ministro de Energía deberá de compaginar los intereses de la industria, que presiona por precios energéticos asequibles, los sindicatos, que temen por los puestos de trabajo y las demandas de la Unión Europea, que quiere imponer sanciones por las actuales excepciones a las empresas de alto consumo.

Gabriel tendrá que regular las ayudas y los subsidios a las plantas generadoras de energía eólica y de biomasa para adecuarlas a las directrices europeas, pero al mismo tiempo impulsar el aumento de estas energías y la red de distribución. En el contrato de coalición, el gobierno aspira a aumentar hasta 2025 a entre 40 y 45 por ciento la cuota de regenerativas y hasta 2035 a entre 55 y 60 por ciento.

Otro gran proyecto es el de mejorar las JUBILACIONES. En un país con un envejecimiento demográfico galopante, el gobierno pretende mejorar la situación de los jubilados, en especial las de las mujeres que dejaron de trabajar durante unos años para cuidar de los hijos, y permitir que las personas que hayan cotizado durante 45 años puedan retirarse a los 63 años, cuatro antes de los estipulados por ley.

La nueva ministra de Trabajo, la socialdemócrata Andrea Nahles, también deberá llevar adelante la introducción del SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL, previsto de forma escalonada entre 2015 y 2017. El tema encierra conflicto dado que los conservadores ya presionan para exceptuar del cobro a alumnos, estudiantes universitarios y jubilados.

Nahles se hizo con una importante baza para estos proyectos al fichar para subsecretario al hasta ahora miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE) Jörg Asmussen.

La primera mujer a cargo de la cartera de DEFENSA, la ex ministra de Trabajo Ursula von der Leyen, deberá ocuparse de la fase final de la misión militar alemana en Afganistán y del millonario fracaso del proyecto del drone "Euro Hawk" que dejó mal parado a su antecesor Thomas de Maizière.