Blinken y Austin escenifican la solidez de la alianza con Seúl ante Pionyang

Los secretarios de Estado y Defensa de EE. UU., Antony Blinken y Lloyd Austin, respectivamente, escenificaron hoy en Seúl los planes del nuevo Gobierno en Washington de fortalecer y revitalizar la alianza con Seúl para buscar posibles soluciones a la cuestión norcoreana.

Los dos funcionarios aterrizaron hoy en Corea del Sur procedentes de Tokio y se reunieron por separado con sus homólogos surcoreanos, el canciller Chung Eui-yong y el ministro de Defensa Nacional, Suh Wook.

El mensaje que más resonó en ambos encuentros fue que la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, quiere solidificar sus alianzas en Asia Pacífico con un enfoque más multilateral que el del anterior Gobierno estadounidense a la hora de afrontar los desafíos que le plantean en la región el auge de China y el programa nuclear norcoreano.

AMENAZAS DEL RÉGIMEN

La escenificación de esta renovada robustez del eje Seúl-Washington llega un día después de que el régimen norcoreano criticara las maniobras conjuntas que ambos países realizan estos días en el sur de la península e insinuara que Pionyang puede retomar pronto las pruebas de armamento.

Durante su reunión con Chung, Blinken subrayó la importancia de la alianza bilateral, diciendo que "está basada en la amistad y la confianza mutua y los valores compartidos".

Austin, por su parte, dijo en el arranque de su reunión con Suh que "dados los desafíos sin precedentes que plantean tanto la República Popular de Corea (nombre oficial del Norte) y China, la alianza EE. UU.-República de Corea (nombre oficial del Sur) es más importante que nunca".

Los comentarios refrendan lo dicho en Tokio en la víspera cuando ambos celebraron una reunión "2+2" con sus homólogos nipones, Toshimitsu Motegi y Nobuo Kishi.

También la idea de que Washington quiere enmendar y fortalecer la relación con Seúl, una alianza que el expresidente estadounidense Donald Trump dañó con sus exigencias de renegociar el tratado de libre comercio, instando a Seúl a pagar hasta cinco veces más por el mantenimiento de tropas de EE. UU. en su territorio o con comentarios ofensivos hacia los surcoreanos.

Los responsables de Exteriores y Defensa de Seúl destacaron hoy a su vez que la relación bilateral es la base de su diplomacia y el eje de la seguridad en la península coreana.

En ningún caso se ofrecieron claves sobre la que será la nueva política del Gobierno Biden y sus aliados regionales para lidiar con Pionyang.

Hasta ahora ningún detalle concreto se ha dado a conocer sobre el tema y en la víspera la cadena estadounidense NBC aseguró, citando una fuente gubernamental, que la Casa Blanca ha decidido mantener de momento un "tono moderado" para no calentar los ánimos en Pionyang.

LOS DERECHOS HUMANOS, DE NUEVO SOBRE EL TABLERO

De hecho, lo que más despuntó hoy, precisamente tras darse a conocer esa aparente apuesta por la retórica moderada, fue un comentario de Blinken condenando las violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Kim Jong-un.

"El régimen autoritario de Corea del Norte continúa cometiendo abusos sistemáticos y generalizados contra su propio pueblo. Debemos defender los derechos fundamentales y las libertades ante aquellos que los oprimen", dijo el secretario de Estado, citado por la agencia Yonhap.

Colocar en primer plano la vulneración de los derechos básicos de los norcoreanos es algo que ni el actual Gobierno surcoreano ni la Administración de Donald Trump han hecho bajo el argumento de facilitar las negociaciones sobre desnuclearización.

El tema no se tocó prácticamente en ninguna de las seis cumbres que Kim Jong-un mantuvo con Trump y el presidente sureño, Kim Jong-un, entre 2018 y 2019.

Teniendo en cuenta que es un asunto que desata las iras del régimen, el comentario plantea dudas sobre cuál será el rumbo de la propuesta del Gobierno Biden para Corea del Norte.

DOBLE ENCUENTRO

Blinken y Austin celebrarán a su vez mañana un encuentro "2+2" con Chung y Suh, en el que esa nueva estrategia para encarar la situación en la península debería ocupar un lugar central.

Las rondas de diálogo iniciadas con Pionyang en 2018 llevan atascadas desde la fracasada cumbre de Hanói de febrero de 2019 y el pasado enero el propio Kim Jong-un, instó al Gobierno Biden a proponer nuevas alternativas para retomar pronto las conversaciones, advirtiendo que el régimen prepara nuevas pruebas de armas.

Es un mensaje similar al emitido en la víspera por la hermana del líder norcoreano, Kim Yo-jong, que amenazó con hacer "perder el sueño" al Gobierno estadounidense en función del rumbo que elija.