Cálido elogio del Papa a Juan Pablo II como anticipo de su betaficación

Con dos ceremonias litúrgicas, el Papa dio comienzo ayer al Triudo Pascual. En ambas criticó la creciente indiferencia hacia Cristo y se preguntó si “nosotros, el pueblo de Dios, no nos hemos convertido en un pueblo pagano y alejado de Dios”.

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Juan Pablo II.

También señaló “la verguenza de nuestros errores” y dijo que no había que olvidar que “existen ejemplos luminosos de fe” , poniendo como ejemplo a seguir a su predecesor Juan Pablo II, a quién proclamará beato el domingo 1° de mayo en una ceremonia multitudinaria en la plaza de San Pedro.

Anoche, Benedicto XVI celebró la misa de la Ultima Cena en la basílica de San Juan de Letrán, sede del pontífice como obispo de Roma, durante la cual lavó los pies de doce ancianos sacerdotes para evocar el gesto de Jesús con los apóstoles. Esa noche, antes de ser capturado por los romanos y martirizado en el Calvario y la cruz, Cristo instituyó los sacramentos y la orden sacerdotal.

En su sermón, el Papa puso de relieve el amor de Dios por los hombres y afirmó que “Jesús nos espera”, pero puso en dudas que los hombres deseen “de verdad” a Cristo. “¿Sentimos en nuestro interior el impulso de ir a su encuentro?, se preguntó el Papa, que también durante la homilía de la ceremonia de la mañana en la basílica de San Pedro, se había expresado con pesimismo.

“¿Anhelamos su cercanía (de Cristo), ese ser uno con él, que se nos regala en la Eucaristía? ¿O somos más bien indiferentes, distraídos, ocupados totalmente en otras cosas?”.

El Papa dijo que sabe que “hay puestos vacíos” en su banquete, es decir gentes a la que no interesa. Esos puestos vacíos “son una realidad”, agregó Benedicto XVI, especialmente “en aquellos países en los que había mostrado (Jesús) una especial cercanía”. Esta frase fue una velada crítica al creciente clima de indiferencia religiosa que el pontífice imputa a los países de Occidente”.

El cálido elogio de Juan Pablo II , que murió en 2005 y a quien proclamará beato en San Pedro el domingo 1° de mayo y quién “con su fe fe y su amor” da “una esperanza al mundo”, culminó con un llamado “a la plena gratitud hacia él, gran testimonio de Dios y de Jesucristo de nuestro tiempo”.