China es el mayor comprador de madera ilegal del mundo, según ONG

China es "el mayor deforestador del planeta" y el mayor comprador de madera ilegal del mundo, un negocio que mueve miles de millones de dólares, denunció hoy la organización no gubernamental Agencia de Investigación del Medio Ambiente (EIA).

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La organización, con sede en Londres, lanzó este jueves en Pekín el informe "Apetito de destrucción: el comercio ilegal de madera de China", resultado de un trabajo de investigación que inició en 2004 y por el que siguió el recorrido de la compraventa ilegal de madera entre China y países como Indonesia, Laos, Madagascar, Mozambique, Myanmar, el este de Rusia o Vietnam.

Según expone el informe, la segunda economía del planeta se ha convertido en el mayor comprador de madera ilegal del mundo, un negocio que mueve miles de millones de dólares y que se nutre del negocio entre compradores chinos y mafias criminales que roban este material en países sin gobiernos fuertes.

El estudio estima que, sólo en 2011, China importó al menos 18.5 millones de metros cúbicos de madera ilegal, valorados en 3,700 millones de dólares, aunque indica que es un "cálculo extremadamente cauteloso", y que la suma total podría ser "mucho mayor".

El "voraz" apetito actual de madera ilegal del gigante asiático -tres veces mayor que en 2000- se explica, según la EIA, por el rápido crecimiento de su economía en la pasada década, con el consecuente aumento de la demanda interna, y en las medidas proteccionistas del régimen comunista con los bosques nacionales.

Aunque China ha abogado recientemente por reforestar sus propios bosques, la organización destaca que, a la vez, ha impulsado la industria de procesamiento, sustentada en transformar los materiales importados en productos destinados al consumo.

La EIA sugiere a China que siga el ejemplo de países como Estados Unidos, Australia o la UE, los mayores consumidores de madera del mundo, que han legislado el comercio ilegal para retirar los productos ilícitos de sus mercados, mientras algunos grandes productores como Indonesia han reforzado las normas domésticas contra este tipo de práctica.