El Gobierno y el Parlamento libios acuerdan un alto el fuego y salida de los mercenarios

Representantes del Gobierno y el Parlamento de Libia, bandos enfrentados desde hace seis años en guerra civil, firmaron hoy un alto el fuego permanente para todo el territorio nacional que implica, entre otros puntos, la salida de toda fuerza extranjera del país en el plazo de tres meses.

El acuerdo, logrado con la mediación de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas para Libia (UNSMIL), fue suscrito tras cuatro rondas de conversaciones en la sede europea de la ONU en Ginebra por la Comisión Militar Conjunta 5+5, formada por diez representantes de los dos ejércitos en conflicto.

DEJAR EL FRENTE Y REGRESAR A LOS CUARTELES

La jefa en funciones de UNSMIL, Stephanie Williams, explicó en rueda de prensa posterior que el acuerdo tiene efecto inmediato e implica que "todas las unidades militares y grupos armados desplegados deben retornar a sus cuarteles".

Ello deberá ir acompañado de "la salida del territorio libio de todos los mercenarios y tropas extranjeras que operen en tierra, mar y aire", añadió Williams, quien matizó que el alto el fuego no se aplicará a los grupos incluidos en la lista de organizaciones terroristas de Naciones Unidas.

Además, hasta que un gobierno unificado de las dos partes en conflicto no asuma sus funciones, se detendrá el entrenamiento de tropas y también saldrán del país los equipos extranjeros de formación militar, agregó.

El acuerdo incluye la creación de centros de operaciones conjuntos de policía y ejército para garantizar la seguridad del territorio, así como la posible reintegración, en ciertas condiciones, de miembros de grupos armados a "instituciones estatales".

Tras la firma del acuerdo, el coronel Ali Abushahma, jefe de la delegación representante del Gobierno de Acción Nacional (GAN), manifestó su esperanza en que el alto el fuego "ponga fin al conflicto armado y el derramamiento de sangre en Libia".

Abushahma, representante del Gobierno con sede en Trípoli reconocido por la ONU, pidió a los responsables de las tropas libias "hacer todo lo posible para cumplir el acuerdo con responsabilidad y reconstituir el aparato militar para que sea una fuerte mano contra quien mine la seguridad y estabilidad de Libia".

Por parte del rival Parlamento de Tobruk, el jefe de delegación Amhimmid Mohammed Alamami subrayó que la comisión 5+5 "ha tenido éxito y ha conseguido lograr lo que todos los libios estábamos esperando: mostrar la pertenencia a una nación y extender la paz y la seguridad".

EL CONSEJO DE SEGURIDAD, LLAMADO A SER GARANTE

Las dos partes pidieron que tras la consecución del nuevo acuerdo el Consejo de Seguridad adopte una resolución que garantice su cumplimiento, y no sólo por los actores en el interior de Libia sino también los del exterior.

Williams subrayó que el acuerdo es una respuesta a la petición este año de un alto el fuego en todos los conflictos globales lanzada en marzo por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ante la crisis sanitaria causada por la pandemia de COVID-19.

La Comisión Militar Conjunta 5+5 ya consensuó el pasado miércoles, 21 de octubre, la reapertura de las rutas terrestres y aéreas en Libia, algo en lo que se había logrado un principio de acuerdo el pasado mes durante negociaciones celebradas en la ciudad egipcia de Hurgada.

Ese acuerdo ya ha tenido como fruto esta semana la reapertura de vuelos entre Trípoli y Bengasi, las dos principales ciudades del país (controlada la primera por la facción estatal y la segunda por la parlamentaria).

Williams añadió que los dos equipos negociadores le han notificado esta semana que la producción de petróleo en el país, que estuvo bloqueada durante meses por los ataques de fuerzas opositoras al Gobierno de Trípoli, podrá reanudarse de forma completa próximamente.

"Aún queda mucho trabajo por hacer", concluyó no obstante la responsable de UNSMIL, quien afirmó que en próximas rondas se negociarán más detalles para facilitar la desmovilización de tropas, la reintegración de sus miembros y la lucha antiterrorista.

La mediadora recordó que junto a las negociaciones militares en Ginebra siguen en pie conversaciones de otras dos comisiones, una política y otra económica, reunidas en los últimos meses en Berlín, y manifestó su esperanza en que se consigan en ellas otros importantes avances que ayuden a culminar el proceso de paz libio.

UNA GUERRA ENQUISTADA

La guerra civil libia enfrenta al Gobierno con un Parlamento que, con sede en Tobruk, controla buena parte del territorio nacional mediante las milicias encabezadas por Jalifa Hafter, hombre fuerte de Muamar al Gadafi en las décadas de los años 70 y 80 pero que tras huir a EEUU en 1989 fue el principal líder opositor en el exilio.

En realidad, desde la caída del dictador en 2011, cuando la OTAN contribuyó a la victoria de los heterogéneos grupos y milicias rebeldes que disputaban el poder de Al Gadafi, el país es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil.

El conflicto ha estado altamente internacionalizado en su actual fase, con Turquía, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Rusia y Francia implicadas en su apoyo a las distintas facciones en liza, en ocasiones con ayuda militar directa.