El Gobierno yemení pide al Consejo de Seguridad evitar un desastre por el petrolero

El Gobierno internacionalmente reconocido del Yemen pidió al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que ordene a los hutíes permitir el acceso a un petrolero abandonado desde 2015 con más de un millón de barriles de crudo en el mar Rojo que se ha convertido en una "bomba" medioambiental.

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La agencia oficial Saba informó hoy de que el ministro de Exteriores, Mohamed al Hadhrami, solicitó oficialmente al Consejo de Seguridad que "cumpla con sus responsabilidades y discuta este asunto importante en una sesión especial para tomar las medidas necesarias".

El Gobierno yemení del Gobierno reconocido internacionalmente de Abdo Mansur Hadi quiere que el Consejo obligue a los hutíes a que permitan el acceso de un equipo de la ONU para evitar "una de las mayores catástrofes medioambientales en la región".

El buque es un tanquero con más de 40 años, en pésimo estado, desatendido y fondeado a las afueras de un puerto controlado por los hutíes desde el inicio de la guerra en 2015 con 1,140.000 barriles de crudo.

De acuerdo con la ONG Observatorio de Conflicto y Medioambiente, el petrolero -un buque monocasco construido en 1976 en Japón y venido a la empresa Safer Exploration & Production Operations Company (SEPOC)- actúa como punto de atraque, almacenamiento y descarga de combustible.

Tiene 360 metros de eslora y 70 metros de manga, y capacidad para almacenar 3 millones de barriles de crudo, y está conectado con el oleoducto de Marib-Ras, aunque el flujo de petróleo está interrumpido desde 2015 por el conflicto armado en el Yemen.

Naciones Unidas ha intentado durante los últimos dos años enviar inspectores para verificar el estado del barco y buscar formas para sacar el petróleo, pero los hutíes han impedido ese acceso.

Los rebeldes proiraníes, por su parte, quieren vender el petróleo almacenado, pero lo impide un bloqueo contra los hutíes por parte de la coalición internacional que lidera Arabia Saudí en apoyo al Gobierno de Hadi.

Los funcionarios yemeníes se refieren al barco habitualmente como una "bomba medioambiental" y han advertido repetidamente de que el proceso de corrosión que sufre supone una amenaza para el ecosistema natural y para plantas de desalinización en la zona.

Los hutíes han dicho que no son responsables de ninguna fuga en el barco y que comparten la preocupación por el estado del barco "responsabilizando a Estados Unidos y Arabia Saudí y su alianza por no permitir la venta del crudo almacenado".

El Yemen se encuentra en un conflicto desde el alzamiento de los hutíes, que acabaron en 2014 con el Gobierno de Hadi, que está exiliado en Arabia Saudí.

Los saudíes entraron en la guerra en 2015 al frente de una coalición árabe en apoyo a Hadi y desde entonces el país está atrapado en un conflicto que ha dejado a su población en medio del "mayor desastre humanitario" del planeta, según la ONU.