El iraquí que lanzó sus zapatos a Bush cree que la invasión no ha terminado

En diciembre de 2008, Muntazer al Zaidi se hizo mundialmente conocido por lanzar sus zapatos contra el entonces presidente George W. Bush, en protesta por la invasión estadounidense de Irak. Pero el periodista iraquí asegura que la ocupación no ha terminado diez años después de la retirada de las tropas de EE.UU.

En una entrevista con Efe en la capital iraquí, Al Zaidi (1979) rememora ese acto "totalmente premeditado" que le convirtió en un héroe en el mundo árabe de la noche a la mañana, pero por el que también fue condenado a prisión y recibió duras palizas.

Sin embargo, cuando se cumplen diez años de la retirada completa de las tropas norteamericanas, asegura que "Estados Unidos sigue ocupando Irak", aunque no militarmente pero sí en el ámbito político. "La Embajada de EE.UU. es la que domina muchos sectores del Estado y las decisiones importantes, desde la formación del Gobierno hasta las decisiones del Parlamento", afirma.

ZAPATOS EN VEZ DE FLORES

"Esto es un beso de despedida del pueblo de Irak, perro", le dijo Al Zaidi a Bush mientras le lanzaba los zapatos en una rueda de prensa en Bagdad el 14 de diciembre de 2008.

Esa acción fue interpretada como espontánea, pero Al Zaidi relata que "estaba planeada" y que incluso dejó su testamento grabado en vídeo en su casa porque sabía las consecuencias que podría acarrear.

El periodista explica que quiso demostrar a Bush cómo los iraquíes recibían a las tropas estadounidenses: "El mayor honor en el mundo es que te arrojen rosas, lo que hice fue cambiar la farsa de tirar rosas a la realidad de lanzar zapatos al presidente de la ocupación estadounidense de Irak".

Según el propio Al Zaidi, el mandatario había dicho que los iraquíes recibirían "con flores" a las tropas estadounidenses tras la invasión de Irak en 2003, que propició la caída del dictador Sadam Husein pero también años de caos y conflicto sectario en el país árabe.

A día de hoy, Al Zaidi no sabe qué sucedió con sus zapatos, que nunca fueron devueltos a pesar de que los reclamó durante su juicio.

Los rumores van desde que "se vendieron por miles de dólares" hasta que fueron destruidos por las tropas estadounidenses con el pretexto de que "contenían explosivos". "Pero la verdad es que los destruyeron para que no se convirtieran en un símbolo. Esta es la verdad", asegura.

DURAS CONSECUENCIAS

Al Zaidi pasó por "muchas cosas" tras su hazaña: le rompieron varios huesos y los dientes mientras lo sacaban de la sala de prensa, asegura. Luego fue sometido a una "tortura sistemática", desde "descargas eléctricas" a "azotes con cables" durante tres días, antes de ser puesto en confinamiento solitario por tres meses.

"Esos tres meses fueron de las cosas más duras que he pasado en mi vida porque todo me estaba prohibido. Estaba prohibido ver el sol, tener un bolígrafo o un libro, comunicarme con otros presos o simplemente ir al baño cuando lo necesitaba", recuerda.

Y trece años después sigue pagando las consecuencias: perdió su trabajo como periodista en la televisión y tiene dificultades para encontrar empleo en el sector de los medios porque su nombre aún va acompañado de polémica: "Cuando saben que soy yo, Muntazer al Zaidi, expresan su rechazo".

Aun así, no se arrepiente de haberle arrojado los zapatos a Bush porque lo hizo "con convicción", aunque a veces se sienta "decepcionado" por la marginación que ha sufrido desde entonces en algunos entornos de su país.

¿UNA NUEVA RETIRADA DE ESTADOS UNIDOS?

La semana pasada, la coalición internacional liderada por Washington que interviene en Irak desde 2014 para luchar contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) anunció el fin de su misión de combate, aunque todavía no está claro que eso conlleve un repliegue de sus fuerzas.

El final de la misión coincide con el décimo aniversario de la retirada de las tropas estadounidenses de Irak en 2011, después de que Washington llegara a tener hasta 170,000 efectivos desplegados en el país árabe a raíz de la invasión de 2003.

EE.UU. regresó a Irak en 2014 para combatir a los yihadistas, a petición del Gobierno iraquí, pero varios sectores del país denuncian que los norteamericanos tenían otros intereses y el propio Al Zaidi duda que se llegue a producir una retirada definitiva ahora, cuatro años después de la derrota militar del EI.

"Realmente, no confío en ninguna decisión que sale de la Casa Blanca, porque siempre dicen algo y hacen lo contrario", sentencia.