El Museo del 11-S, a punto de llegar al millón de visitantes

Situado a 20 metros bajo tierra y rodeado de paredes de hormigón, el Museo Nacional del 11 de Septiembre podría ser uno de los más oscuros del mundo. Este punto de Nueva York, que rinde tributo a las víctimas de los atentados terroristas de 2001, debía ser un sitio para el duelo, el recuerdo y la esperanza. Pero además también ha generado controversia.

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"Queríamos poner cara al ataque", explica el portavoz del museo, Anthony Guido. "Casi 3,000 víctimas: es estremecedor y a la vez, un dato muy abstracto. Eran madres y padres que nunca volvieron a casa. O hijos e hijas que nunca volvieron a llamar por teléfono. O bomberos, que simplemente querían ayudar".

Desde su inauguración, en mayo, el museo atrajo a más de 900,000 visitantes y se espera que haya llegado al millón cuando este jueves se cumplan 13 años del atentado.

Con motivo del aniversario, el domingo pasado se presentó una exposición que documenta los años de persecución de Osama bin Laden, el abatido líder de Al Qaeda que planeó los ataques de Nueva York. La muestra presenta, entre otros, una camiseta que vistió uno de los miembros del equipo 6 de las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina que en 2011 mató a Bin Laden en Pakistán.

El museo estará cerrado la fecha del aniversario. Pero será el primer año en que la plaza del Monumento Nacional del 11-S, situada por encima del museo, se abra para el público general durante parte del día, en lugar de sólo para los familiares de las víctimas.

Tras un acto de recuerdo privado de los familiares, la plaza se abrirá para todo el mundo desde las 18:00 hora local (22:00 GMT) hasta la medianoche. Los visitantes podrán así ver desde allí el anual Tributo de Luz, una instalación artística con dos potentes luces que representa a las Torres Gemelas.

Otra instalación artística presenta 2,983 trozos de papel colgando de una de las paredes del museo. Cada pedazo, pintado en un tono diferente de azul, representa a una víctima. Esta obra del artista Spencer Finch tiene por título: "Tratando de recordar el color del cielo aquella mañana de septiembre".

En una sala se proyectan en video retratos de las víctimas. Por todas partes hay fotos de las caras de los fallecidos. En algunas están riendo, como si fuesen imágenes tomadas durante unas vacaciones, mientras que en otras, tomadas para documentos oficiales, aparecen serios. Y es esa diversidad la que hace que la exposición sea tan humana y tangible.

A pesar del interés del público por el monumento, que atrae a visitantes de todo el mundo, el museo, que costó 700 millones de dólares, ha suscitado críticas incluso antes de su inauguración.

Poco antes de la apertura, las críticas surgieron por los restos nunca identificados de 1,115 víctimas, que fueron colocados en un espacio bajo el edificio, provocando las protestas de muchos familiares, que lo consideraron poco respetuoso.

También se criticaron los 24 dólares que cuesta la entrada y la desagradable venta de recuerdos en su tienda de libros, como corbatas, carteras, sombreros o paraguas con un símbolo del 11-S.

"No nos jactamos de hacerlo todo bien", afirmó al respecto el presidente del monumento, Joe Daniels. "Aceptamos las críticas". (DPA)