Al acabar la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro, el papa dirigió "un pensamiento especial" al pueblo de Sri Lanka y "en particular a los jóvenes que en los últimos tiempos han hecho oír su grito ante los desafíos y problemas sociales y económicos del país".
Francisco afirmó además que se une a las "autoridades religiosas" del país asiático para "instar a todas las partes a mantener una actitud pacífica, sin ceder a la violencia"
Mientras que a aquellos con responsabilidad política les pidió "escuchar las aspiraciones del pueblo garantizando el pleno respeto a los derechos humanos y las libertades civiles”.
Sri Lanka se encuentra sumido en una oleada de violencia tras meses de protestas pacíficas desatadas por la crisis económica y tras conocerse la noticia de la dimisión del primer ministro Mahinda Rajapaksa.
A pesar del toque de queda impuesto en todo el país, algunos manifestantes incendiaron las casas de varios políticos y ministros en la capital Colombo, así como la histórica residencia de la familia Rajapaksa en el sur del país.
