En plena escalada armamentística Kim apela a Seúl pero reniega de Washington

Medios norcoreanos informaron hoy que el líder Kim Jong-un rechaza dialogar con EE.UU., afirmando que mantiene su política "hostil", pero que al mismo tiempo tiende la mano al Sur en un momento marcado por el incremento de la tensión militar en la península.

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Foto de archivo de Kim Jong-un. EFE/EPA/KCNA

"Como demuestran claramente las acciones de los últimos ocho meses después de la instauración de la nueva administración estadounidense, su amenaza militar y política hostil contra nosotros no ha cambiado en absoluto", dijo Kim en una sesión parlamentaria celebrada el miércoles en Pionyang y reportada hoy por la agencia estatal KCNA.

"Si acaso sus formas y manera de expresarse se están volviendo más astutas", añadió el líder norcoreano.

Tras la llegada al poder del presidente Joe Biden, EE.UU. ha insistido en repetidas ocasiones -hoy mismo volvió a hacerlo por boca de su representante para Corea del Norte, Sung Kim- en retomar las conversaciones "dónde y cuándo sea" para tratar de reactivar el diálogo sobre desnuclearización, estancado desde 2019.

Pero según Kim Jong-un el "diálogo sin condiciones previas" ofertado por Washington es "una fachada para engañar a la comunidad internacional y disfrazar sus hostilidades, y solo es una prolongación de la política hostil llevada a cabo por anteriores administraciones estadounidenses".

TEST DE ARMAS

El discurso de Kim llega dos días después de que el régimen probara un nuevo misil hipersónico, el tercer test de armas norcoreano en dos semanas.

En ese periodo se ha visto perfectamente retratada la actual escalada armamentística en la que está sumida la península, con Seúl hablando de "provocaciones" norcoreanas y respondiendo a algunas de estas pruebas lanzando su propio misil balístico desde un submarino y anunciando el desarrollo de nuevas armas.

Sin embargo, en su alocución, Kim tendió la mano a su vecino, anunciando que las comunicaciones telemáticas con Seúl, rotas por Pionyang en agosto en protesta por las maniobras miitares conjuntas entre el Sur y EE.UU., quedarán restablecidas a principio de octubre para mejorar relaciones.

Como ya hiciera su hermana Kim Yo-jong -que durante esta sesión parlamentaria fue elegida nuevo miembro de la poderosa Comisión de Asuntos Estatales- en una serie de comunicados publicados hace escasos días, el líder instó también a Seúl a cambiar su "habitual actitud de confrontación" hacia el régimen para enmendar lazos.

Kim aseguró que el Sur y EE.UU. "están llevando a cabo temibles actividades militares que rebasan lo permisible, destruyendo la estabilidad y el equilibrio en torno a la península" e instó al país vecino a "dejar de pensar que debe contener las provocaciones de Corea del Norte, que no tiene intención de infligir daño".

DOS AÑOS EN PUNTO MUERTO

Este giro llega después de que las relaciones transfronterizas, que vivieron su apogeo en 2018 con tres cumbres intercoreanas, se hayan ido enfriando desde la fracasada cumbre de Hanói de 2019 hasta quedar prácticamente en punto muerto.

Entre medias, Pionyang hizo volar por los aires el año pasado la oficina de enlace intercoreano situada en su territorio en protesta por el envío mediante globos de propaganda contraria al régimen por parte de activistas desde el Sur.

Este último movimiento para desacoplar a EE.UU. de un proceso de paz en la península resulta paradójico teniendo en cuenta que en anteriores ocasiones el régimen consideró a Washington, y no a Seúl, como su único interlocutor válido para tratar de solventar la situación regional.

LA ESTRATEGIA NORCOREANA

La mayoría de analistas coinciden en señalar en este caso que Pionyang parece estar buscando acercarse a Seúl con un doble objetivo.

El primero sería lograr apoyo en el Sur para cimentar la idea en la comunidad internacional de que su programa armamentístico es un recurso legítimo y puramente defensivo.

El segundo, escenificar un acercamiento del que el actual Gobierno liberal surcoreano pueda beneficiarse a la hora de encarar la apretada carrera para las presidenciales de marzo y evitar así una victoria de los conservadores, muy poco dados a hacer concesiones al Norte.

Al mismo tiempo Corea del Norte podría estar ganando tiempo para preparar un plan a largo plazo para EE.UU., teniendo en cuenta que aún no ha recibido vacunas y su estrategia para evitar la entrada de la COVID-19 pasa por no permitir que nadie entre y salga de su territorio, lo que imposibilita encuentros diplomáticos en persona.

De cualquier forma, horas después de que se dieran a conocer las palabras de Kim, los enviados especiales para Corea del Norte surcoreano y estadounidense, Noh Kyu-duk y Sung Kim, se reunieron en Yakarta para estudiar la situación.

Kim aseguró una vez más que Washington no "tiene intenciones hostiles" para con el hermético y empobrecido país asiático y reiteró su oferta de enviar ayuda humanitaria a Corea del Norte.

Mientras, en Seúl el Gobierno sureño optaba por no pronunciarse aún al respecto.