La situación se debe a que la Casa Blanca se alista para levantarle el Estatus de Protección Temporal (TPS) que otorgó el presidente Barack Obama a más de 30 mil centroamericanos y haitianos, ahora bajo la amenaza de la deportación.
El departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos anunció recientemente la anulación del TPS a dos mil 500 nicaragüenses, disposición que se hará efectiva a partir de junio de 2019 y prorrogó la misma disposición a los hondureños hasta julio de 2018.
Ante la dinámica de un alza sustancial en la cantidad de personas que busquen asilo en territorio canadiense, las autoridades de Ottawa intentan contactar con las comunidades en Estados Unidos más afectadas por la política migratoria de Trump.
Entre otras acciones, el Gobierno del primer ministro Justin Trudeau enviará a Miami y Los Angeles como emisarios a varios miembros del parlamento federal que hablan español y creole a fin de que expliquen las reglas que deben cumplirse para solicitar asilo en Canadá.
A esta campaña se sumarán los 12 consulados de dicho país en territorio estadounidense, según informaron fuentes oficiales.
Al respecto, Jean-Pierre Fortin, presidente nacional del Sindicato de Empleados de Inmigración y Aduanas, que agrupa a más de 10 mil trabajadores canadienses, declaró a medios de prensa locales que es inevitable otra ola migratoria, pero alertó que la infraestructura burocrática no está preparada para enfrentarla.
En julio y agosto pasados más de 250 personas cruzaron diariamente hacia la provincia de Quebec por el borde fronterizo con el estado de Nueva York, en su mayoría haitianos que temen perder el TPS.
De acuerdo con cifras oficiales, más de 35 mil indocumentados llegaron a territorio canadiense desde Estados Unidos entre enero y octubre de este año, alrededor del 68 por ciento por encima de los 24 mil que cruzaron también en igual período de 2016.