Groenlandia elige su Parlamento centrado en aspiraciones independentistas

Groenlandia, territorio autónomo del Reino de Dinamarca, celebra mañana elecciones parlamentarias, centradas en las aspiraciones independentistas del izquierdista Inuit Ataqatigiit (IA), que desde 2009 está al frente del gobierno de la mayor isla del planeta.

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Daneses entran en un colegio electoral de Copenhague para votar en las elecciones generales danesas en 2007.

Los últimos sondeos dan una ligera mayoría al independentista IA, que gobierna en coalición con otras dos formaciones desde que cuatro años atrás arrancaran la hegemonía al socialdemócrata Siumut, que había estado en el poder desde 1979.

Una encuesta publicada el pasado viernes por la revista "Sermitsiaq" pronosticaba un 41.4 por ciento para la formación izquierdista que lidera el primer ministro Kuupik Kleist, frente al 38.2  por ciento para Siumut.

Una nueva victoria de IA apuntalaría las aspiraciones a la autodeterminación del actual oficialismo, que se alzó con el poder poco después de la aprobación en referéndum de un estatuto que ampliaba al máximo las competencias de territorio autónomo danés.

El nuevo estatuto -sucesor del aprobado en 1979- reconoce a Groenlandia el derecho a la autodeterminación, aunque para que ello sea viable Kleist debe optimizar los recursos de su subsuelo.

Groenlandia es la mayor isla del mundo, con 2 millones de kilómetros cuadrados, de los que sólo un 15  por ciento no están helados y con una población de apenas 56,000 habitantes, lo que significa una densidad de población de 0.026 personas por kilómetro cuadrado.

Su principal fuente de ingresos ha sido tradicionalmente la pesca, más la subvención anual que percibe del gobierno central de Copenhague, aproximadamente un tercio de su presupuesto total.

Kleist se propone compensar ese aporte de la administración central con más beneficios de las grandes reservas de minerales de su subsuelo, especialmente tierras raras, además de petróleo.

La campaña se ha centrado en la llamada "ley a gran escala" que facilitaría la llegada a la isla de mano de obra barata, principalmente de China o Pakistán, para extraer esos beneficios adicionales que precisa la economía groenlandesa.

La norma fue aprobada por el Inatsisartut (Parlamento groenlandés), pero a falta de que se concrete o no un proceso de autodeterminación precisa del visto bueno de Copenhague, ya que no es acorde con la ley de extranjería que rige en toda Dinamarca.

Kleist quiere impulsar esa legislación, base de la futura autosuficiencia de la isla, mientras que los socialdemócratas de Siumut se oponen a ella.

En juego está un gran proyecto de explotación minera a 170 kilómetros al norte de Nuuk, capital de la isla, que pretende atraer a Groenlandia a mano de obra china, que trabajaría por debajo del salario mínimo interprofesional.

La líder socialdemócrata, Alega Hammond, rechaza esa posibilidad y pretende dar marcha atrás a esos planes.

La extracción de las reservas minerales de la isla es asunto de creciente interés, también a escala internacional, ya que de resultas del cambio climático y del progresivo deshielo del ártico, se abren perspectivas de explotación hasta ahora complejas.

Kleist, de 54 años, llegó al poder apuntalado en el voto de protesta contra los hasta entonces hegemónicos socialdemócratas, a lo que parte de la población ve como corrupta y dirigida a distancia por Copenhague.

La apuesta por la autodeterminación del oficialismo groenlandés se ve contrarrestado por las advertencias de que desprenderse del "viejo colonialismo" danés implicará entregarse al nuevo poder global, China.

La cámara groenlandesa se elige cada cuatro años y dos de sus diputados representan a la isla en el Parlamento de Copenhague.