Hace 100 años, el Canal de Panamá frenó la fiebre amarilla y malaria

La construcción del Canal de Panamá en 1914 demostró que es posible integrar recursos tecnológicos y de salud para facilitar por una parte la comunicación mundial pero frenar a la vez las pandemias, recordaron expertos en ocasión de los 100 años de la vía acuática.

El administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Jorge Quijano, elogió los esfuerzos que se hicieron en el área de la salud durante la construcción de la obra. “Esa visión dio como resultado importantes aportes del Canal al sistema sanitario del país y a nivel global”, subrayó.

En diálogo con dpa, el director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), Néstor Sosa, subrayó también que la obra de ingeniería marcó un hito en la erradicación de la fiebre amarilla y el combate a la malaria.

"Los proyectos de saneamiento fueron clave para el éxito del Canal de Panamá construido por los estadounidenses”, reseñó el director del Icges en alusión a la lucha contra las enfermedades que diezmaron a la mano de obra en el anterior proyecto del canal francés, que al final terminó Estados Unidos.

Sosa destacó sobre todo el legado del coronel y médico estadounidense William Gorgas, que da nombre a su institución y que saneó las ciudades de Panamá y Colón, azotadas a comienzos del siglo XX por las enfermedades transmitidas por mosquitos Aedes aegypti y Anopheles.

Para Sosa, ese hecho histórico confirma el “valor de la salud” como pieza clave en el crecimiento de ciudades interconectadas. Un siglo después, el Icges prueba medicamentos nuevos y aplica un proyecto de mosquitos transgénicos para el control del Aedes aegypti, transmisor del dengue, y privilegia estudios sobre el Mal de Chagas y la leishmaniasis, en cooperación con otros países.

El investigador recordó que Gorgas adoptó medidas de prevención y asimiló los conocimientos del sabio cubano Calos Finlay, quien describió la importancia del vector biológico a través de la teoría metaxénica de transmisión de enfermedades por agentes biológicos.

Los descubrimientos de Finlay, aplicados en Panamá, ayudaron al control de pandemias y a generar la primera gran propuesta de salud ambiental en la región. De hecho, Gorgas aisló a los enfermos, ordenó la construcción de barracas con mallas en las ventanas, la eliminación de criaderos de zancudos y el drenaje de zanjas.

Archivos hospitalarios revelan que en la construcción del Canal de Panamá por Estados Unidos hubo 5,609 muertos por enfermedades y accidentes, de los cuales 4,500 eran zapadores antillanos. Sin embargo, la Compagnie Universelle du Canal de Panama (proyecto de canal francés) pagó el mayor costo en vidas humanas.

El historiador panameño Reymundo Guardián detalló que en el período del canal francés (de 1881 a 1903) fueron registradas 6,280 muertes por fiebre amarilla, malaria, disentería, tuberculosis y neumonía, aunque se estima que pudieron haber perecido unas 22,000 personas.

Gorgas afirmó en su día que "la malaria era responsable del 25 por ciento de los decesos y la fiebre amarilla del 18 por ciento". Hasta entonces, el primer tratamiento eficaz contra el causante del paludismo era la corteza del árbol cinchona, que contiene quinina, un alcaloide natural.

En 1871, la fiebre amarilla mató al ocho por ciento de los habitantes de Buenos Aires, Argentina. Menos de 35 años más tarde, el 11 de noviembre de 1905 fue registrado en Panamá el último caso de esa enfermedad limitada hoy a zonas selváticas en América. (DPA)